Aung San Suu Kyi ha roto su silencio sobre la crisis de Rohingya en Myanmar, pronunciando un discurso denunciado por Amnistía Internacional como “mezcla de falsedades y culpabilidad de víctimas”.
En su primer discurso público desde una sangrienta represión militar contra la minoría musulmana rohingya, que ha sido calificada como “un ejemplo de libro de texto de limpieza étnica” por las Naciones Unidas, la ganadora del premio Nobel no criticó al ejército y dijo que “no temía el escrutinio internacional” .
“Soy consciente del hecho de que la atención del mundo se centra en la situación en el estado de Rakhine. Como miembro responsable de la comunidad de naciones, Myanmar no teme el escrutinio internacional “, dijo Aung San Suu Kyi.
“Ha habido acusaciones y contra-alegaciones … Tenemos que asegurarnos de que esas acusaciones estén basadas en evidencia sólida antes de que tomemos acción”, dijo en su discurso de la capital, Naypyidaw.
Insistió en que “no hubo conflictos desde el 5 de septiembre y no hubo operaciones de liquidación” contra la minoría musulmana del país, un punto discutido por los que huyeron de la violencia.
Aung San Suu Kyi, que ganó la admiración mundial por su larga lucha contra el gobierno militar, afirmó que la mayoría de las aldeas Rohingya no habían sido afectadas por la violencia. Ella se abstuvo de criticar al ejército -que ha sido acusado de incendio premeditado y asesinato indiscriminado-, pero dijo que se le había ordenado ejercer moderación y evitar “daños colaterales” en su búsqueda de insurgentes.
Amnistía Internacional dijo que el discurso de Aung San Suu Kyi mostró quelal líder y su gobierno estaban “enterrando sus cabezas en la arena por los horrores que se desarrollan en el estado de Rakhine”.
“Las afirmaciones de Aung San Suu Kyi de que su gobierno no teme que el escrutinio internacional esté hueco”, dijo James Gomez, director regional de Amnistía Internacional para Asia sudoriental, quien más tarde describió el discurso como una “mezcla de falsedades y culpabilización”.
“Si Myanmar no tiene nada que esconder, debería permitir a investigadores de la ONU entrar en el país, incluido el estado de Rakhine. El gobierno también debe permitir con urgencia a los actores humanitarios acceso completo y sin restricciones a todas las áreas y personas necesitadas en la región “.
Con información de The Guardian
