A Jared Kushner se le ha bajado la autorización de seguridad, según los informes del martes, dejando al asesor principal y yerno de Donald Trump sin acceso directo a la inteligencia secreta y documentos confidenciales que incluyen el informe diario del presidente.
Kushner fue notificado de la rebaja en un memorando el viernes, junto con otros asistentes de la Casa Blanca que tuvieron acceso a las autorizaciones provisionales de más alto nivel, informaron Politico y otros el martes.
Kushner y los asistentes anteriormente tenían lo que se conoce como autorizaciones de alto secreto / nivel SCI, lo que les proporcionó acceso ilimitado a información clasificada y algunos de los secretos más resguardados del país.
El presidente tiene la autoridad unilateral para compartir información clasificada como lo considere oportuno, incluso con su yerno, a pesar de la rebaja en su nivel de autorización.
Una razón por la que Kushner no ha podido obtener autorización ha sido por sus extensos contactos con funcionarios extranjeros, informó el Washington Post el martes, citando funcionarios gubernamentales no identificados.
El informe dice que los funcionarios de cuatro países extranjeros (Emiratos Árabes Unidos, China, Israel y México) han discutido formas de manipular a Kushner en función de sus deudas comerciales y su inexperiencia.
La medida se produce después de que la Casa Blanca luchara por contener las consecuencias de una controversia en torno a Rob Porter, quien se desempeñó como secretario de personal de Trump, pero este mes se vio obligado a dimitir después de que sus ex esposas lo acusaron de violencia doméstica.
La Casa Blanca afirmó estar conmocionada por las acusaciones contra Porter.
La autorización de seguridad de Kushner ha sido durante mucho tiempo objeto de controversia, a la luz de las revelaciones de que no ha divulgado docenas de participaciones financieras en sus formularios de autorización de seguridad, así como docenas de contactos con líderes y funcionarios extranjeros. Entre las omisiones de Kushner hubo una reunión en diciembre de 2016 con Sergey Kislyak, entonces embajador ruso en los EEUU, y otra con el jefe de un banco estatal ruso que había sido sancionado por los EEUU.
Con información de The Guardian
