Kim Cormier estaba trabajando afuera de su casa en Kingston, Ontario, cuando la scooter de David McDonald’s explotó una llanta. Aunque era un extraño, ella accedió a vigilar sus cosas para que no se las robaran mientras él iba a buscar una nueva cámara de aire.
Cuando McDonald regresó de su recado, no solo sus cosas todavía estaban allí, Cormier lo invitó a cenar. Durante la comida, McDonald, Cormier y su socio Andrew Embury cayeron en una camaradería fácil, aunque inesperada, que fue el comienzo de lo que se ha convertido en una hermosa amistad.
Para McDonald, el camino hacia la falta de vivienda comenzó en 2010 cuando sufrió una serie de reveses personales y financieros. La gasolinera que tenía se hundió. Poco después, su camioneta y su casa lo siguieron. Luego, él y su pareja de muchos años se separaron.
Para 2016, McDonald no tenía hogar y vivía en un parque de Toronto. “No podía imaginarme sin hogar. Lloré ”, dijo McDonald a CBC. “Y por eso fue difícil para mí aceptar ayuda … caridad”.
Si bien McDonald recibe un estipendio financiero del gobierno, rechazó los servicios para personas sin hogar porque dice que “otras personas están en peor situación” que él y las necesitan más.
Desde ese parque de Toronto, McDonald rebotaba, se quedaba con familiares cuando podía, y finalmente terminaba en un apartamento compartido de una habitación. Pero frente a los peligros diarios de robo y amenazas de violencia, se encontró de nuevo en las calles, dividiendo sus días entre una tienda de campaña y un remolque de transporte abandonado.
En los meses siguientes, McDonald y Cormier se mantuvieron en contacto. Ella y su pareja comenzaron a ayudar a McDonald con donaciones de ropa, zapatos y una mochila con energía solar que le permitió mantener su teléfono celular cargado.
Finalmente, la pareja le dijo a McDonald que podía instalar habitaciones en su patio trasero. Gracias a una hermana, McDonald consiguió una nueva carpa equipada con colchón, sofá y refrigerador.
Una chimenea al aire libre ha estado sirviendo como cocina improvisada de McDonald’s y se le ha otorgado privilegios de baño y lavandería dentro de la casa.
Pero dado que la carpa solo era adecuada para tres temporadas, Cormier ideó un plan para proporcionar a McDonald un refugio más permanente para mantenerlo abrigado también en el invierno.
Con una meta de $ 18,000, Cormier lanzó una recaudación de fondos en línea para comprarle a McDonald su propia casita.
“Estamos tratando de recaudar la mayor cantidad de dinero posible para ayudarnos a aliviar la carga financiera de nosotros mismos y la contribución mensual de David de recolectar latas de aluminio y su asignación mensual de vivienda de ODSP”, explicó en la página de GoFundMe de la campaña.
“Una vez que hayamos pagado el precio total de la micro casa, la propiedad se transferirá a nombre de David y finalmente volverá a ser dueño de su propia casa. Nuestro objetivo a largo plazo es que David sea dueño de su microcasa y la traslade a un lugar para siempre en el que pueda vivir y recuperar una sensación de independencia nuevamente “.
La respuesta, incluida una sola donación de $ 2,500 de un samaritano cariñoso, fue tan abrumadora que pronto se recaudó la cantidad total. La microcasa de McDonald’s se entregará antes de que comience el frío.
Si bien la nueva casa pequeña se puede transportar a cualquier lugar, Cormier dice que, dado que considera a McDonald “parte de la familia”, él puede quedarse todo el tiempo que quiera.
Para McDonald, la medida de la generosidad de Cormier no se trata de cosas materiales, se trata del valor de ser tratado con dignidad y respeto humanos.
“Tienes que tragarte tu orgullo cuando estás sin hogar”, le dijo a CBC. “Ella ha hecho más de lo que puedo agradecer”.
Con información de Good News Network
