Ayuda para una idea de negocios que trata de prender

NUEVA YORK _ Cuando Katlin Smith entró en la aceleradora de empresas New Venture Challenge, había desarrollado una idea para preparar comida que fuera “sencilla, sana y deliciosa”, pero no sabía qué hacer después.

Smith llegó al programa, ofrecido por la Escuela Booth de Negocios de la Universidad de Chicago, hace dos años y medio. Había empezado creando mezclas para panqués libres de gluten en su sala de estar en Carolina del Norte, y para entonces tenía “tres mezclas para hornear en dos o tres tiendas”.

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Los mentores y la orientación ofrecida por la aceleradora convencieron a Smith de que podía ser la Betty Crocker de la comida limpia.

“Nunca pensé cuán grande podía llegar a ser”, dijo.

Se le ocurrió el concepto de negocios mientras trabajaba en Deloitte, antes de empezar como estudiante en Booth, pero la aceleradora, y el premio de efectivo que conlleva, le ayudaron a dar el siguiente paso con su empresa emergente.

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A los pocos meses de entrar en el programa, Smith compitió contra otros 100 equipos y le concedieron unos 30,000 dólares en 2014. Desde entonces, ha incrementado las ventas de su negocio exponencialmente.

Su empresa, ahora llamada Simple Mills, tiene productos en más de 5,000 tiendas y su compañía ha recaudado 5 millones de dólares hasta la fecha. No reveló las ventas anuales.

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Smith está en una licencia de ausencia de la escuela de negocios mientras trabaja en ampliar su negocio.

Como muchos emprendedores con poca experiencia en negocios, buscó ayuda cuando era relativamente joven.

“Tenía 23 años cuando tuve la idea para Simple Mills y 24 cuando gané el desafío”, recordó Smith. “Me sentí atraída al programa de Booth por el número de recursos disponibles para los emprendedores”.

Aunque las definiciones varían, hay más de 230 programas de aceleradoras en todo el mundo que han proporcionado 19,000 millones de dólares en financiamiento para más de 6,000 empresas hasta la fecha, según Seed-DB.com, que proporciona información sobre las aceleradoras en Estados Unidos.

De las 160 aceleradoras con sede en Estados Unidos, unos 35 programas están conectados con universidades.

En esencia, las aceleradoras ayudan a las empresas emergentes con financiamiento, orientación y, a menudo, espacio de oficina. Todas proveen una ventaja esencial para cualquier emprendedor: apoyo amplio.

Las dos principales aceleradoras en el país son Y Combinator, que ha ofrecido 10,200 millones de dólares en financiamiento, y Techstars, que ha otorgado casi 3,000 millones de dólares en financiamiento.

De las compañías que surgen de estos programas con financiamiento importante, solo “2.1 por ciento de las compañías han tenido una salida significativa” _ una venta, fusión u oferta pública inicial _ dijo la profesora Yael Hochberg de la Universidad de Rice, directora administrativa del Proyecto de Calificaciones de Aceleradoras Semilla.

Esa cifra, sin embargo, puede ser engañosa. “Para la mayoría de los programas _ y la mayoría de las empresas que han asistido a los programas _ es demasiado pronto para hablar de salidas”, dijo Hochberg. “Se necesitan otros cinco o siete años”.

Añadió que 40 por ciento de las compañías en aceleradoras recaudan 250,000 dólares o más en financiamiento de capital ángel o aventurero; un indicio que los programas están dando a los emprendedores una ventaja.

Aunque todas las empresas emergentes tienen la vista puesta en el financiamiento, algunas aceleradoras tienen objetivos especializados. Manos Accelerator, con sede en San José, California, se enfoca en los emprendedores latinos. La misión de Women’s Startup Lab, también basada en Silicon Valley, es “empoderar a las fundadoras”.

En el New Venture Challenge de Booth, 30 equipos de estudiantes presentan planes de negocios en abril. Esos son reducidos a los 10 mejores por un comité de 25 jueces de la escuela de negocios e independientes, dijo Steven Kaplan, director del programa y profesor en Booth.

“Es como un crisol”, dijo Kaplan. “Es increíblemente intenso y difícil”.

Los ganadores son seleccionados en junio y un total de 250,000 dólares son distribuidos entre los 10 finalistas. Las cantidades otorgadas varían. “El año pasado, el ganador recibió 90,000 dólares de los 250,000”, dijo.

Ocasionalmente, una aceleradora puede producir una superestrella.

Matt Maloney, cofundador de GrubHub, el servicio en línea de comida para llevar, ganó el New Venture Challenge en 2006. La compañía, ahora vinculada a más de 45,000 restaurantes en 1,100 ciudades, tuvo más de 120 millones de dólares en ingresos en el segundo trimestre de este año, con un crecimiento anualizado de 37 por ciento.

GrubHub empezó a cotizarse en la bolsa hace dos años, una de solo un puñado de empresas emergentes que lo hacen.

Maloney dijo que la aceleradora le ayudó a refinar y forjar su idea para GrubHub, la cual había firmado con solo 100 restaurantes de Chicago cuando acudió a Booth.

“Sabía que tenía algo”, dijo. “Pero no sabía qué era. Conocí a muchas personas inteligentes e híper educadas que trataban de resolver el mismo problema”.

“La orientación es el eje”, dijo Maloney. “El beneficio clave del programa fue poder modelar y comunicar el potencial del negocio”.

Sin embargo, no todas las aceleradoras son iguales. El consejo de Maloney para los dueños de empresas emergentes que están considerando una es analizar a las personas involucradas. Smith recomienda examinar el tipo de emprendedores experimentados con los cuales trabaja la aceleradora y cuánta asesoría individualizada se ofrece.

Las clasificaciones de Seed-DB, que da seguimiento a esos programas, también ofrece una guía para los emprendedores que buscan aceleradoras.

No todas las empresas emergentes potenciales pueden entrar. La mayoría de los programas tienen un proceso de selección competitivo. En New Venture Challenge, por ejemplo, dos tercios de quienes presentan su solicitud no logran entrar. Las aceleradoras afiliadas con escuelas de negocios típicamente requieren que los participantes sean estudiantes inscritos.

Los programas quizá también requieran una participación accionaria de inversión en las compañías, “generalmente entre 5 y 10 por ciento del capital de inversión a cambio de capital semilla, regularmente entre 15,000 y 25,000 dólares”, según Amisha Miller, directora de programas de la Fundación Kauffman en Kansas City, Missouri, que investiga la actividad emprendedora.

Smith dijo que ella encontró “invaluable” que su programa incluyera una red de personas que también eran emprendedores en varios niveles. Algunos estaban involucrados en empresas emergentes, así que pudo intercambiar notas con ellos y recibir apoyo. Estos empresarios también están en posición de ofrecer financiamiento como inversionistas ángel.

“Me encanta trabajar con otros emprendedores estudiantes para ayudarles a pensar en sus negocios”, añadió Smith. “Probablemente aún tenga a Simple Mills, pero no estoy segura de que vaya a ser tan grande”.

El programa en la Universidad de Chicago, dijo, “me ayudó a darme cuenta de cuán grande pudiera ser esto y a ir en pos de ese sueño”.

Para aquellos no inclinados a la academia _ o no aptos para los rigores de importantes escuelas de negocios _ otros programas de inicio como una incubadora podrían ser los adecuados.

Estas entidades independientes habitualmente ofrecen espacios de trabajo colectivo; clases de formación de negocios, mercadotecnia y financiamiento; y oportunidades para relacionarse. Algunos que han participado aconsejan seleccionar uno que ofrezca apoyo de cabo a rabo, incluida asesoría técnica y acceso a financiamiento.

Sobre todo, aconsejaron los expertos, asegúrese de que la red de apoyo de la aceleradora va a funcionar con su personalidad y modelo de negocios. Algunas quizá sean demasiado agresivas mientras que otras ofrezcan orientación escasa.

“Las dos principales cualidades de las mejores aceleradoras para usted”, dijo Hochberg, “son que usted encaje y que los mentores y directores administrativos tengan experiencia. Asegurarse de que la aceleradora es la adecuada es la clave”.

John F. Wasik
© 2016 New York Times News Service