BRASÍLIA, Brasil.– La Fiscalía General de Brasil solicitó a la Corte Suprema una condena contra el expresidente Jair Bolsonaro por delitos de asociación criminal armada y golpe de Estado, lo que ha desatado una nueva crisis diplomática con Estados Unidos, luego de que el presidente Donald Trump calificara el proceso como una “cacería de brujas” y anunciara aranceles del 50% a productos brasileños.
Acusan intento de permanencia autoritaria
Según el documento oficial divulgado esta madrugada, Bolsonaro y al menos siete exfuncionarios cercanos habrían tratado de “garantizar la permanencia autoritaria en el poder mediante intentos de perturbar violentamente el orden democrático”, luego de perder las elecciones presidenciales de 2022 frente a Luiz Inácio Lula da Silva.
La Fiscalía pidió que sean condenados por los delitos de organización criminal armada, intento de abolición del Estado democrático de derecho, golpe de Estado y daños a bienes públicos. La pena solicitada podría alcanzar hasta 40 años de prisión.
“El expresidente instrumentalizó el aparato estatal y operó deliberadamente un plan persistente para atacar las instituciones públicas y el proceso de sucesión”, señala la acusación, que también admite que el intento falló por falta de respaldo militar.
Reacción de Trump y tensión bilateral
En respuesta, Trump condenó públicamente el juicio contra su aliado ultraderechista y anunció la imposición de aranceles del 50% a las importaciones de origen brasileño a partir del 31 de agosto. El presidente estadounidense también amenazó con sancionar al juez Alexandre de Moraes, responsable del caso y conocido por sus decisiones contra plataformas digitales.
“El juicio contra Bolsonaro es una vergüenza internacional. No se trata de justicia, sino de persecución política”, escribió Trump en Truth Social.
Lula responde: reciprocidad y defensa de la soberanía
El presidente Lula da Silva, por su parte, defendió la independencia del sistema judicial brasileño y condenó lo que calificó como un acto de “injerencia” extranjera. Advirtió que su gobierno analiza aplicar medidas de reciprocidad comercial si Washington mantiene las sanciones.
“Brasil no acepta presiones externas. Defenderemos nuestra soberanía y el respeto entre naciones”, expresó Lula, quien también buscará entablar negociaciones con la Casa Blanca para evitar los nuevos gravámenes.
El proceso judicial y la tensión diplomática marcan un nuevo capítulo en la polarización entre los gobiernos de Brasil y Estados Unidos, con implicaciones económicas y políticas aún por definirse.