El Senado de los Estados Unidos votó para confirmar al juez Brett Kavanaugh como nuevo miembro de la Suprema Corte, otorgándole a Donald Trump una gran victoria y a Estados Unidos un tribunal que se espera que se incline hacia la derecha para la próxima generación.
El presidente celebrará una ceremonia para Kavanaugh en la Casa Blanca el lunes por la noche y se espera que ocupe su lugar en la cancha el martes.
Después de una amarga pelea en el Capitolio dominada por el atrincheramiento partidista y las acusaciones de agresión sexual contra Kavanaugh, el juez federal de 53 años juró jurado el juez de la corte suprema, John Roberts, el sábado por la tarde, solo unas horas después de que los republicanos obtuvieran la confirmación vota 50 a 48.
Los manifestantes furiosos golpearon las enormes puertas delanteras debajo de las columnas blancas del majestuoso edificio de la corte en el Capitolio cuando Kavanaugh tomaba juramento, después de un día de manifestaciones que vieron a muchos arrestados pero que estaban más silenciados que días antes, cuando quedó claro el ultra -la confirmación del conservador era casi inevitable.
Trump vio la votación en un canal de televisión a bordo del Air Force One en su camino hacia un mitin en Topeka, Kansas, donde le dijo a la multitud extática que la decisión del Senado era una “tremenda victoria” para los conservadores. Más tarde, tuiteó y llamó a los oponentes “una turba de izquierda enojada”, diciendo que los demócratas se habían vuelto “demasiado extremos y demasiado peligrosos para gobernar”.
En el mitin, Trump dijo que estaba “100% seguro” de que no fue Kavanaugh quien había atacado a su acusadora, Christine Blasey Ford. Eso hizo eco del doloroso testimonio “dijo, dijo ella” ante el comité judicial del Senado el mes pasado, donde Ford dijo que estaba 100% segura de que fue Kavanaugh quien intentó violarla en una fiesta en la escuela secundaria, y el juez dijo que estaba al 100%. Seguro que no era él.
Con información de The Guardian
