Alrededor de 4,000 migrantes centroamericanos permanecerán hoy en Juchitán, Oaxaca, mientras intentan organizar el transporte masivo a la Ciudad de México.
En una reunión anoche, los miembros de la primera y más grande de las tres caravanas de migrantes ahora en México formaron un comité para negociar con las autoridades para tratar de asegurar los autobuses para llevar a los migrantes cansados a la capital.
Los migrantes principalmente hondureños, entre ellos muchas mujeres y niños, están acampados en una estación de autobuses en desuso en el istmo de la ciudad de Tehuantepec que el año pasado fue devastado por un poderoso terremoto de magnitud 8.2.
Se instalaron tanques de agua en el sitio para permitir que los viajeros se bañaran y una pantalla gigante proyectó partidos de fútbol, espectáculos para niños y la película Coco.
La mayoría de los miembros de la caravana dormían en el suelo sobre mantas o cartones con lonas atadas al follaje, brindando solo una protección rudimentaria.
“Estamos esperando a ver si nos van a ayudar con los autobuses para continuar el viaje”, dijo a The Associated Press el agricultor hondureño de 27 años de edad, Omar López.
El personal de la Cruz Roja vendó los pies de López, se dejó muy hinchado después de caminar por las carreteras de Guatemala y México todos los días durante las últimas dos semanas y durmió expuesto a los elementos sin nada más que una delgada lámina de plástico para cubrirse.
Si las autoridades mexicanas sí proveen transporte, hasta ahora no han dado indicios de que lo harán, los representantes de la caravana dijeron que viajarán a la Ciudad de México para reunirse con los legisladores federales.
La mayoría de los migrantes tienen la intención de continuar su viaje hacia la frontera de los Estados Unidos después de detenerse en la capital a pesar de las amenazas del presidente Trump de los Estados Unidos de que no serán bienvenidos cuando lleguen.
