El gobierno de Colombia lanzó una ofensiva militar para perseguir a los pistoleros responsables de la masacre de cinco líderes indígenas en la provincia suroccidental de Cauca.
El presidente, Iván Duque, viajó a la región el miércoles junto con sus ministros de Defensa e Interior para condenar la masacre y supervisar las operaciones para erradicar a los grupos armados que asolan la provincia del Cauca, asolada por el conflicto.
El gobierno culpó a las facciones disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (o Farc), un grupo rebelde de izquierda ahora desmovilizado, por el ataque del martes, en el que los asaltantes arrojaron granadas y abrieron fuego contra un convoy de SUV blindados que transportaban a los líderes indígenas.
Entre las víctimas se encontraba Cristina Bautista, la líder de la reserva semiautónoma de Tacueyó y sus guardias indígenas desarmados. Otras seis personas resultaron heridas después de que los atacantes dispararon contra una ambulancia que llegó a la escena.
Una investigación inicial sugirió que la masacre se produjo en respuesta a la captura de tres disidentes de las Farc por parte de guardias indígenas locales.
“Claramente, aquí tenemos una larga amenaza de grupos de narcotraficantes, y de disidentes, que quieren intimidar a la población”, dijo Duque a periodistas del cercano pueblo de Santander de Quilichao. “Espero hacer algunos anuncios importantes sobre la capacidad operativa en la región y la capacidad que tendremos que enfrentar estas amenazas”.
Pero sus palabras sonaron vacías con los líderes indígenas de todo el país que dicen que ha hecho poco para combatir las amenazas y los ataques que han persistido desde que las Farc se desmovilizaron tras un acuerdo de paz firmado en 2016.
“El gobierno dice lo correcto, pero no hace nada”, dijo Eduin Marcelo Capaz, coordinador de derechos humanos de un consejo indígena local. “Duque dirá lo que tenga que hacer para encubrir la ineficacia y el desinterés de su gobierno para protegernos”.
“¿Cuándo terminará la masacre?”, Tuiteó la Organización Nacional Indígena de Colombia (u Onic), y luego informó que 121 indígenas han sido asesinados desde que Duque asumió el cargo en agosto del año pasado.
Los políticos de la oposición también criticaron la inacción del gobierno. “Lo que está ocurriendo en Colombia es un genocidio indígena, y no se detendrá si no aparece la justicia internacional”, tuiteó el senador Gustavo Petro el martes por la noche, cuando las noticias de la masacre comenzaron a extenderse.
