Correr podría ayudar a tu cerebro después de una borrachera

La temporada de fiestas es un buen momento para recordar que el alcohol puede ser malo para el cerebro. Estudios en animales sugieren que reduce la cantidad de neuronas en el hipocampo —el centro cerebral de la memoria— y que debilita a las mitocondrias en este. Como las mitocondrias ayudan a producir energía dentro de las células, su mal funcionamiento puede dañar o dar muerte a las células cerebrales. Sin embargo, dos nuevos estudios en animales ofrecen un poco de alivio: resulta que el ejercicio aeróbico puede aminorar algunos de los efectos que la ingesta excesiva de alcohol provoca en el cerebro.

Ambos estudios se presentaron este mes en San Diego, en la reunión anual de la Sociedad de Neurociencias de Estados Unidos. El primero fue llevado a cabo por fisiólogos de la Universidad de Louisville en ratones machos adultos. Todos los días, durante 12 semanas (el equivalente a varios años humanos), dos grupos de ratones recibieron inyecciones de alcohol o de agua salada. Luego se puso a la mitad de los animales de cada grupo a correr diariamente en una caminadora. Estas sesiones de ejercicio eran cortas pero intensas: más o menos 300 metros a una velocidad extenuante.

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El segundo estudio se enfocó en borracheras. Los investigadores de la Universidad de Houston insertaron tubos en los estómagos de ratas hembra para proporcionarles dosis constantes de alcohol o una bebida líquida todos los lunes por la noche durante 11 semanas. Luego se mantuvo a la mitad de las ratas de cada uno de estos dos grupos en sus jaulas, sin hacer nada, durante el resto de la semana, mientras que la otra mitad corría en ruedas durante un lapso de hasta dos horas tres días a la semana.

En los dos estudios los cerebros de los roedores que se ejercitaron después de haber recibido alcohol fueron sustancialmente diferentes de los de sus contrapartes sedentarias. Los ratones inactivos tenían mitocondrias debilitadas en muchas neuronas, mientras que los corredores tenían mitocondrias fuertes. Las ratas sedentarias que recibieron alcohol tenían casi el 20 por ciento menos de neuronas en el hipocampo que los animales de referencia. Las ratas que ponían a ejercitarse, en cambio, tenían tantas neuronas como las ratas de referencia, aunque hubieran ingerido alcohol.

“Se sabe que correr incrementa la neurogénesis” (es decir, la creación de nuevas células cerebrales), dice J. L. Leasure, la profesora adjunta de psicología en la Universidad de Houston que monitoreó el estudio con las ratas. Así que es probable que correr haya estabilizado la cantidad total de células cerebrales en las ratas ebrias, sostiene, aunque algunas neuronas hayan muerto como efecto colateral del consumo de alcohol. También se sabe que el ejercicio mejora la salud de las mitocondrias en el cerebro.

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Esto no significa que hacer ejercicio nos dé permiso para emborracharnos, dice Leasure, y añade que el alcohol quizá tiene otros efectos indeseables en el cerebro que el ejercicio no contrarresta. Las investigaciones tampoco han mostrado cuánto o qué tipo de ejercicio es el que brinda la mejor protección, y ni siquiera si estos estudios en animales pueden aplicarse a lo que sucede en los humanos. También hay que considerar el hígado, junto con otras consecuencias sobre el organismo. De todas formas, si nos excedemos en esta temporada de fiestas, dice Leasure, salir a correr es “probablemente una decisión sabia”.