La renovación del bombardeo de hospitales en la guerra civil de Siria por parte de fuerzas leales al gobierno de Bashar al-Assad ha provocado fuertes condenas por parte de grupos de derechos humanos y la desesperación entre los médicos locales que han acusado a la comunidad internacional de ignorar los ataques a instalaciones médicas.
Los médicos dijeron que cuatro hospitales habían sido golpeados la semana pasada en Idlib, una provincia controlada por los rebeldes que limita con Turquía, y Hama, escenario de peleas recientes a pesar de un alto el fuego de meses de duración, negociado por Ankara y Moscú.
Un quinto hospital en Idlib fue dañado el viernes por la tarde después de que un edificio residencial cercano fue bombardeado, matando a 14 personas, dijeron fuentes locales.
“Es manifiestamente evidente que los hospitales no están a salvo de los bombardeos en Idlib en este momento, y esto es indignante”, dijo Brice de le Vingne, director de operaciones de Médicos sin Fronteras (MSF), que presta apoyo a uno de los hospitales que fueron golpeados en los últimos días.
Dos hospitales fueron evacuados el miércoles por temor a un posible bombardeo.
Los ataques, que han sido considerados por los investigadores de la ONU como un intento sistemático por parte del gobierno sirio de apuntar a los centros de salud, han colocado una gran presión sobre los médicos, trabajando bajo el fuego con pocos recursos, en medio de una escalada de violencia en los últimos días en la zona, bastión de las fuerzas rebeldes que luchan por derrocar a Assad.
Decenas de civiles han sido asesinados durante la última semana y media, en medio de una ofensiva rebelde en Hama y ataques aéreos de represalia contra civiles en Idlib. MSF dijo que seis de los hospitales que apoya en las dos provincias recibieron 241 heridos e identificaron 61 muertos entre el 20 y el 27 de septiembre.
Con información de The Guardian
