“Intento mantenerme al margen de la política”, dijo Ivanka Trump en una entrevista reciente. Pero la hija del presidente estadounidense pasó parte de su fin de semana sentada alrededor de una mesa con los presidentes chino, ruso y turco, la canciller alemana y la primera ministra británica.
La ex empresaria y modelo de moda tomó brevemente el asiento de su padre durante una sesión del G-20 en Hamburgo, lo que provocó reclamaciones de nepotismo y una gran dosis de sarcasmo acerca de sus credenciales diplomáticas.
Ivanka Trump, de 35 años, se sentó alrededor de la mesa con Xi Jinping, Vladimir Putin, Recep Tayyip Erdoğan, Angela Merkel y Theresa May. Un funcionario que estaba viendo la sesión dijo a la agencia de noticias de Bloomberg que había tomado el lugar de su padre en por lo menos dos ocasiones el sábado pero no había hablado.
Un portavoz de la primera hija le dijo a Bloomberg que había estado sentada en el fondo de la habitación y luego se unió brevemente a la mesa principal cuando el presidente salió. Jim Yong Kim, presidente del Banco Mundial, se refirió a la reunión, que trató sobre la migración y la salud en África; temas relevantes para un fondo que Trump y el Banco Mundial acababan de anunciar.
Ivanka Trump sirve como consejera no remunerada de su padre en la Casa Blanca, asumiendo asuntos como el permiso familiar pagado y el empoderamiento económico de las mujeres, pero la condena de su papel protagónico en el escenario mundial fue rápida. Maxine Waters, una congresista demócrata de California, dijo al canal de noticias estadounidense MSNBC: “No tiene sentido. Aquí tenemos al presidente de los Estados Unidos en el G-20, representándonos como el líder del mundo libre, y así él va a jugar a la política y darle a su hija la oportunidad de tener un lugar al sol en un encuentro del que ella no sabe nada.
“Ella no puede en modo alguno tratar con los miembros que están allí representando a esos países. Ella no sabe nada de estos temas.”
Con información de The Guardian
