Abundan los ejemplos de cintas, series y noticias en que una víctima se hace justicia por su propia mano y pone en su lugar a los delincuentes, a veces hasta el grado de la muerte principalmente cuando estos a su vez cobraron algunas vidas.
Por más siglo XXI que queramos aparentar, es la ley del Talión que prevalece, en sus debidas formas, desde al menos el siglo XVIII antes de Cristo de acuerdo al Código Hammurabi.
Ejemplo de lo anterior es la referencia que hacemos a el presidente del Grupo Los Defensores, Guillermo Sánchez Ríos, consideró que en nuestro país se está generando una tendencia peligrosa hacia la aplicación de la justicia por propia mano, lo cual contraviene el estado de Derecho que debe prevalecer en México.
Casos recientes como el de seis personas que fueron mutiladas en Jalisco -y que finalmente se comprobó que no fue un castigo a ladrones sino un ajuste de cuentas entre delincuentes-, advierten la descomposición del tejido social y la necesidad de fortalecer los sistemas de aplicación de justicia.
El tema viene a colación por los sucesos de Tlaquepaque en que inicialmente se dio a conocer que seis presuntos ladrones fueron mutilados al cercernales las manos.
Hoy no debemos dejar la aplicación de la justicia en manos de los ciudadanos por más sugestiva que suene la idea, pues corremos el riesgo de romper e de por sí endeble estado de Derecho en que vivimos.
