Cuba es el primer país en vacunar en masa a menores contra covid-19

Cuba se ha convertido, o está a punto de convertirse, en el primer país en vacunar a niños de dos años en adelante contra el COVID-19 fuera de un ensayo científico. Sin embargo, dado que la vacuna que se está utilizando es de fabricación propia de la nación isleña, en lugar de una de las que se usan ampliamente en otros lugares, la aplicabilidad de los resultados en otros lugares será imperfecta.

La vacunación de niños de 12 años o más comenzó el domingo, según los medios de comunicación controlados por el gobierno, y se extenderá a los de 2 a 11 años la próxima semana. Sin embargo, AFP informa que en la provincia de Cienfuegos ya comenzaron las vacunaciones más jóvenes. La reapertura de las escuelas, en gran parte cerradas desde marzo de 2020, está condicionada a que todos los niños estén vacunados. Eso es incluso más importante que en la mayoría de los países, ya que Cuba carece de un acceso generalizado a Internet en el hogar, y actualmente se enseña a los niños a través de la televisión, sin oportunidad de interacción.

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La mayoría de las vacunas contra enfermedades como el sarampión o la poliomielitis se llevan a cabo antes de que los niños cumplan cuatro años. Sin embargo, con la variedad inicial de COVID-19 que afecta principalmente a los ancianos, la protección comenzó en el otro extremo de la vida. Sin embargo, con algunos países que han vacunado a la mayoría de los adultos dispuestos a recibir la vacuna y variantes que han matado al menos a 59 niños solo en Texas, los argumentos están cambiando. Además, durante todo el tiempo los niños han sido los principales transmisores de la enfermedad, incluso si presentaban pocos síntomas, por lo que siempre ha existido el argumento de que era necesario vacunar a los niños para controlar la enfermedad en su conjunto.

Sin embargo, esta es un área en la que los gobiernos han pisado con cautela. La posibilidad de efectos secundarios graves entre los niños, incluso en cantidades muy pequeñas, es una preocupación profundamente arraigada. Hasta ahora, nadie fuera de Cuba ha comenzado a vacunar a menores de 12 años, excepto en un ensayo cuidadosamente controlado. Varias naciones, especialmente China, han expresado su intención de hacerlo, y Chile expresó la intención de comenzar pronto.

Cuba, sin embargo, es un caso especial. Excepcionalmente orgullosa de su sistema médico y sector biotecnológico, Cuba produjo las vacunas Abdala y Soberana COVID-19 y comenzó la vacunación masiva en junio. Ninguno de los dos ha sido revisado científicamente a nivel internacional, y ambos son tratados con sospecha por las agencias de salud de los países ricos.

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Cuba también sobrevivió a 2020 casi libre de COVID gracias a programas efectivos de prueba y rastreo y, al menos según cifras oficiales, tuvo tasas de casos relativamente bajas hasta que las cifras se dispararon a fines de junio y julio de este año. Sus tasas de mortalidad per cápita aún se encuentran en niveles que la mayoría de los países envidiarían, pero están aumentando rápidamente, lo que presumiblemente contribuye a los disturbios recientes.

Las vacunas de Cuba son todas vacunas de proteínas subunitarias, lo que las hace baratas de producir y fáciles de distribuir en comparación con las vacunas de ARNm más utilizadas en Europa y América del Norte. Sin embargo, aunque Cuba afirma que Soberana con una vacuna de refuerzo coincide con la de Pfizer en cuanto a protección efectiva, aún no ha publicado los datos que permitan una confirmación independiente.

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Sin embargo, si las vacunas son tan buenas como afirma el gobierno cubano, las infecciones deberían desaparecer pronto, y la mayor parte del país pronto será vacunada, si es que aún no lo está.

Con información de IFL Science