Más de 200 mujeres han acusado al más famoso curandero espiritual de abuso sexual en un caso que se está convirtiendo en el primer gran escándalo post-MeToo del país.
João Teixeira de Faria, 76, conocido como João de Deus, o Juan de Dios, ha asistido a los presidentes brasileños Luiz Inácio Lula da Silva, Dilma Rousseff y Michel Temer, estrellas del pop y celebridades. Pero en las entrevistas televisivas del viernes, cuatro mujeres denunciaron abusos sexuales, y luego se abrieron las compuertas: los fiscales han recibido más de 200 quejas.
Patrícia Otoni, uno de los cinco fiscales en un grupo de trabajo establecido el lunes en el estado de Goiás, donde ocurrieron los supuestos abusos, dijo que algunas de las acusaciones “tienen más de 10 años” pero que otras eran “más actuales”.
Otro fiscal, Luciano Miranda, dijo a la televisión brasileña que los delitos potenciales incluyen la violación y el abuso sexual.
De Faria niega los cargos y un portavoz dijo que estaba siendo juzgado por los medios en un ambiente de histeria.
Desde 1976, De Faria ha realizado ceremonias de curación y “cirugías espirituales” en la casa de Dom Inácio de Loyola en Abidiânia, una ciudad de 15,000 habitantes a 100 km de la capital, Brasilia.
Cientos de miles de visitantes vienen cada año, incluidos algunos de los actores más famosos: médiums, curanderos y espiritistas son venerados en Brasil, un país lleno de religiones.
En 2012, De Faria fue entrevistada por Oprah Winfrey. Si bien la asistencia es gratuita, a menudo prescribe “medicamentos” vendidos en el mismo centro, que acepta donaciones.
En las denuncias reportadas hasta ahora en los medios brasileños, las mujeres afirmaron que De Faria las llevó a una habitación privada y luego las maltrataron.
La coreógrafa holandesa Zahira Lieneke Mous, de 34 años, reveló por primera vez el abuso que ella alegó que había ocurrido hace cuatro años en Facebook. El viernes pasado, se lo describió a Pedro Bial de TV Globo en su presentación en vivo, que también transmitió entrevistas con otras tres mujeres cuyas identidades estaban ocultas.
Mous afirmó que había ido a De Faria buscando curar un trauma sexual y fue llevada a una habitación privada y obligada a masturbarse. Después, ella dijo que le dieron una piedra preciosa. Ella dijo que regresó a la casa y le dieron privilegios especiales. En otra ocasión, alegó que De Faria la violó. Ella dijo que dudó en adelantarse por miedo. “No tenemos que sentirnos avergonzados. Él necesita sentirse avergonzado ”, dijo ella.
En el mismo programa, la “guía espiritual” estadounidense Amy Biank, que llevó a grupos de visitantes extranjeros a ver a Abidiânia a principios de la década de 2000, afirmó que había entrado en una habitación donde una mujer arrodillada estaba obligada a practicar sexo oral en De Faria. Después de informar sobre lo que había visto a los empleados, recibió amenazas de muerte, dijo.
Mário Rosa, un portavoz de De Faria, dijo que negó las acusaciones y que debería haber habido una investigación antes de que se emitieran las denuncias en la televisión en horario estelar.
