Dando a los gigantes una ventaja sobre los pequeños

NUEVA YORK ⎯ Cada año, el internet se vuelve un poco menos justo. Las corporaciones que lo dirigen se hacen un poco más grandes, sus poderes se concentran más, y un poco de su idealismo da paso a un pragmatismo despiadado.

Y si Ajit Pai, el nuevo presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC, por su sigla en inglés), se sale con la suya, es probable que las empresas hegemónicas crezcan aún más y se vuelvan más poderosas.

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Esta columna es nominalmente sobre la neutralidad de la red, el debate a menudo aburrido sobre las reglas que las compañías de banda ancha como Comcast y AT&T deben seguir cuando manejan sus redes. Pero, en realidad, este es un artículo sobre el creciente poder corporativo.

En este momento, el internet no está en un buen lugar. Las Temibles Cinco ⎯ Amazon, Apple, Facebook, Microsoft y Alphabet, la compañía matriz de Google ⎯ controlan casi todo lo de valor en el mundo digital, incluyendo sistemas operativos, tiendas de aplicaciones móviles, navegadores, infraestructura de almacenamiento en la nube y océanos de datos a partir de los cuales engendrar nuevos productos. Un puñado más ⎯ Comcast, AT&T, Verizon ⎯ controlan las conexiones alámbricas e inalámbricas a través de las cuales fluyen todos sus datos. La gente hablaba del internet como un país de las maravillas para las empresas emergentes innovadoras, pero, últimamente, las empresas emergentes siguen siendo aplastadas. Hoy, en el internet dominan corporaciones gigantescas, totalmente.

Lo cual nos lleva a la neutralidad neta. La regla básicamente evita que los proveedores de banda ancha ofrezcan trato preferencial a parte del contenido en línea; impide que Comcast dé, digamos, un aumento de velocidad a una compañía de transmisión de videos en streaming que pueda permitirse pagar sobre una que no.

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En medio de muchas batallas legales, las reglas de neutralidad en cierta forma han regido al internet durante años. En 2015, después de que el presidente Barack Obama promovió una política más estricta, Tom Wheeler, entonces presidente de la FCC, introdujo amplias reglas de neutralidad de la red. Pero bajo el presidente Donald Trump, la neutralidad neta está en la tabla de cortar. A fines de abril, Pai delineó un esfuerzo para relajar las reglas; es probable que su visión sea aprobada.

La lucha en torno de la neutralidad de la red a menudo es vista como una batalla entre las compañías de telecomunicaciones y las compañías de internet; entre proveedores de banda ancha como Comcast (que ganarían algo de dinero cobrando por vías prioritarias) y los innovadores digitales como Google (que tendrían que pagar más). En cuanto al cabildeo, las dos partes están definitivamente opuestas: las compañías de banda ancha vitorearon el discurso de Pai, mientras que la Asociación del Internet ⎯ un grupo de representa a docenas de compañías de internet grandes y pequeñas, incluyendo a Amazon, Facebook y Google ⎯ se opusieron.

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Sin embargo, el retrato de una pelea siguiendo las líneas de una batalla de internet vs telecomunicaciones parece cada vez más simplista. Las compañías de telecomunicaciones se están convirtiendo en compañías de internet (Verizon es dueña ahora de AOL y Yahoo), las compañías de internet están incursionando en telecomunicaciones (Alphabet tiene una subsidiaria de servicio de internet de fibra óptica), y todas se están convirtiendo en estudios de cine y televisión (Amazon tiene una estrategia para ganar premios Emmy).

Así que la mejor manera de pensar en las reglas no es en términos de lo que estas compañías hacen, sino más bien en términos de su tamaño. ¿Poner fin a la neutralidad de la red ayuda al pez grande o al pez pequeño? ¿Eliminar las reglas hace al internet más justo, más dinámico y más innovador? ¿Creará una atmósfera más favorable para los potenciales retadores de las Temibles Cinco?

Probablemente no. De hecho, atrincheraría su poder aun más.

Tim Wu, el profesor de derecho de Columbia y columnista de opinión colaborador de The New York Times que desarrolló el concepto de “neutralidad de la red”, dijo que el surgimiento de un puñado de gigantes del internet ha modificado la manera en que piensa sobre el tema. En 2003, cuando empezó a argumentar a favor de las reglas de neutralidad, Wu estaba principalmente interesado en proteger a los innovadores digitales de los oligopolios de telecomunicaciones que habían reprimido durante mucho tiempo la nueva tecnología en sus redes. Si las compañías telefónicas llevaban las mismas reglas de las redes telefónicas al internet, conectar un equipo no aprobado a su línea (como un enrutador de Wi-Fi) o utilizar un software que pudiera competir con la operación primaria de la compañía telefónica (digamos, Skype) sería considerado prohibido.

Pero, en la actualidad, Wu considera que las reglas de neutralidad tienen un propósito más amplio: proteger a los innovadores no solo de las compañías de banda ancha, sino también de los gigantes del internet que ahora controlan la red.

“En los primeros días, estábamos tratando de salvar a compañías como YouTube”, dijo. “Ahora se trata en gran parte de intentar salvar a la red de YouTube tanto como salvar a YouTube”.

Para ver lo que quiere decir, considere que los gigantes del internet de hoy tienen muchas formas de aislarse de la competencia. Primero, siempre que los competidores tienen éxito, a los gigantes habitualmente también les va bien; reciben dividendos de los ingresos de la tienda de aplicaciones móviles, de las facturas de almacenamiento en la nube y de los anuncios de instalación de aplicaciones, entre otras cosas. Y cuando las nuevas empresas emegentes presentan servicios que amenazan a las operaciones de las Cinco, los gigantes simplemente pueden copiarlos, y empaquetar sus propias versiones con sus productos populares. Vea cómo Apple lanzó su propio servicio de streaming para competir con Spotify, o cómo Facebook copió todas las funciones más populares de Snapchat.

Pero Wu señala que, al menos, los gigantes ahora tienen que hacer algo para responder a sus rivales. En ausencia de reglas de neutralidad, todo lo que tendrían que hacer es comprar acceso a vías veloces en línea, evitando así fácilmente que los rivales funcionen bien en los teléfonos de las personas.

“Snapchat ha crecido en una era de neutralidad de la red, y pienso que Snapchat debe parte de su existencia a la neutralidad de la red”, dijo Wu. “Facebook no ha podido destruirlo todavía, y habrían tenido un trabajo más fácil en un mundo sin neutralidad de la red. La pregunta es: ¿Facebook y Comcast podrán unirse y hacer equipo contra un futuro Snapchat?”

Los gigantes del internet ⎯ quienes, recuerde, están a favor de las reglas de neutralidad ⎯ no están exactamente de acuerdo en que las reglas también ayuden a mantener bajo control a los gigantes del internet. Pero están de acuerdo en que las reglas pudieran ayudar a las empresas emergentes.

“Las compañías de internet de todos los tamaños creen que las actuales reglas de neutralidad neta de la FCC están funcionando y que estas protecciones al consumidor no deberían cambiarse”, afirmó en un correo electrónico Noah Theran, vocero de la Asociación del Internet. Añadió: “Silicon Valley, desde su nacimiento, se ha aferrado a la creencia de que las mejores ideas pueden competir y ganar en el mercado. Los consumidores y el ecosistema del internet se benefician cuando las empresas emergentes pueden saltar a las establecidas, y la neutralidad neta es la clave para preservar este espíritu”.

Mientras tanto, los oponentes de la neutralidad de la red argumentan justo lo contrario; que eliminar las reglas en realidad fortalecería a las empresas emergentes.

“Las grandes empresas ya están obteniendo enormes ventajas de la velocidad porque han creado una enorme infraestructura en línea”, dijo Bret Swanson, quien estudia la política de telecomunicaciones en el Instituto Empresarial Estadounidense, un grupo de análisis conservador. “Pero para la empresa emergente que no tiene la infraestructura enorme y no tiene decenas de miles de millones de dólares para construirla, esa compañía pudiera usar cosas como la prioridad pagada para entrar a este mercado competitivo”.

En otras palabras, si las compañías de banda ancha empiezan a recibir dinero por acelerar cierto contenido, las empresas emergentes pudieran usar ese ofrecimiento para hacer a su contenido igual de veloz que el de cualquier gigante tecnológico.

Bueno, quizá. La teoría de Swanson radica en la suposición de que las nuevas reglas no permitirían prácticas injustas. Si Google, Facebook o algún otro gigante ofreciera a una compañía de banda ancha millones de dólares para bloquear el servicio de un rival, Swanson dijo que pudiera desencadenar investigación antimonopolio y otras consecuencias negativas para el gigante.

“Las leyes básicas antimonopolio y de competencia seguirán siendo aplicables, y así las compañías simplemente no podrían excluir a sus rivales de esta manera”, afirmó.

Yo soy menos optimista. Los reguladores estadounidenses han demostrado una casi total falta de interés en perseguir a los gigantes tecnológicos ⎯ y la mayoría de las otras empresas ⎯ en asuntos de anticompetitividad. No parece que eso vaya a cambiar bajo el mandato de Trump.

Parece probable que los gigantes seguirán creciendo. Si les damos la oportunidad de comprar todas las vías veloces en línea, estaremos eliminando otro contrapeso a su poder desenfrenado.

Farhad Manjoo
© 2017 New York Times News Service