TIJUANA, Baja California.- La señora Mercedes de Ibarra es dueña de una modesta tienda de abarrotes en la avenida Ensenada de la colonia Madero. Como parte de la actividad de dicha tienda, solamente mantiene operando un refrigerador, el cual consume una parte mínima de sus recibos de electricidad, ya que estos se elevan con la aplicación del derecho de alumbrado público (DAP) y señaló que este problema también se extiende a los comercios contiguos.
“Un cargo fijo de 143 pesos, ya hablé con la CFE, que es cargo porque hay luz y lo use o no lo use, me lo cargan, el IVA ocho por ciento, un kilowatt de luz que vengo usando y 286 de alumbrado público. Todos mis vecinos de los pequeños negocios están en la misma situación”, expuso.
A pesar de que el cobro del DAP fuera eliminado por la Suprema Corte de Justicia, se sigue viendo reflejado en los recibos de luz de la señora Mercedes de Ibarra y vecinos, y no sólo eso, sino que aumenta con cada cobro, lo cual calificó de absurdo.
Esto adquiere mayor magnitud cuando se dimensiona la situación por la que pasa su comercio, una vez que sus principales clientes que eran los alumnos y el personal de las escuelas, no acuden debido a la pandemia de covid-19.
“Esta calle que es la Ensenada es muy sola, hay más movimiento por la avenida Brasil, tengo veintitantos años con esta tiendita, estoy rodeada por escuelas, enfrente una, al lado otra, atrás hay tres, entonces no hay clases, no hay venta”, dijo.
De esta forma, el DAP sigue siendo un cobro en los recibos de luz para los tijuanenses y en el caso de los pequeños comerciantes como la señora Mercedes de Ibarra, sólo agrega más peso a su ya difícil situación derivada de la pandemia.
Con información de Sergio Carrillo.
