Miles de manifestantes brasileños han marchado por el corazón de São Paulo para decirle a su recién elegido presidente de extrema derecha, Jair Bolsonaro, que reconocen su elección democrática pero se resistirán a cualquier intento de erosionar sus libertades o derechos.
“¡Nadie se rinde! ¡Nadie se rinde! ¡Nadie se rinde! “, Gritaban los manifestantes mientras comenzaban una emotiva procesión de 3 km a través de São Paulo, pasando las paredes garabateadas de graffiti que llevaban el grito de movimiento de su movimiento:” ¡No a él! ”
Protestas similares se llevaron a cabo en ciudades de todo Brasil, incluyendo Río de Janeiro, Porto Alegre y Recife.
En la capital económica de Brasil, los manifestantes en contra de Bolsonaro regresaron al mismo lugar fuera del museo de arte de São Paulo, donde los devotos del presidente electo de extrema derecha de Brasil celebraron su sorprendente triunfo el domingo por la noche.
Muchos llevaban pancartas y letreros hechos a mano con consignas que denunciaban a Bolsonaro, un antiguo paracaidista conocido por su hostilidad hacia los derechos humanos, las minorías y el medio ambiente.
“Si amenazan mi existencia, entonces seré una resistencia”, leyó un cartel.
Otros llevaban reproches menos sutiles: “Cerdo fascista”, dijo uno. Una segunda lectura: “¡Neo-nazis No!”
Un sentimiento de desaliento quedó suspendido en el aire cuando los disidentes del grupo se reunieron el lunes por la noche para lo que llamaron el primer acto público de “resistencia” a su presidente extremista, que asumirá el cargo el 1 de enero.
La camiseta de un manifestante estaba adornada con las palabras: “Todo apesta”.
“Es triste para nosotros, sobre todo como personas de raza negra, saber que ahora te consideran un objetivo”, dijo Brenda Richele, de 23 años, quien dijo que creía que Bolsonaro había legitimado la violencia contra grupos a los que era hostil.
