Dennis Rodman instó a Donald Trump a que lo contratara como enviado de paz a Corea del Norte después de que su última incursión en el país de Kim Jong-un se viera frustrada por una prohibición de viajar que impedía a los ciudadanos estadounidenses visitarla.
Durante una entrevista en Beijing, desde donde Rodman esperaba volar a Pyongyang para su sexto viaje allí, la ex estrella de la NBA dijo que las autoridades estadounidenses lo habían desalentado en medio de las continuas tensiones entre los países. “Básicamente dijeron que no es un buen momento en este momento”, dijo.
El 1 de septiembre entró en vigencia una prohibición del Departamento de Estado sobre los titulares de pasaportes estadounidenses que visitaban Corea del Norte, después de la muerte de Otto Warmbier, un estudiante estadounidense que estuvo detenido en Pyongyang durante más de un año. El 29 de noviembre, Corea del Norte celebró su última prueba de misiles balísticos intercontinentales, alegando que ahora podría atacar en cualquier lugar de la parte continental de los EEUU.
Sin embargo, Rodman, quien visitó Corea del Norte por primera vez en 2013 y llama a Kim su amigo, afirmó que ahora era el momento perfecto, y él era el hombre perfecto, para presionar por la paz.
“Si puedo volver allí … me verás hablando con él, y sentándome y cenando, un vaso de vino, riéndome y haciendo lo mío”. Supongo que las cosas se tranquilizarán un poco y todos podrán descansar tranquilos “.
Rodman, de 56 años, agregó: “Creo que mucha gente en todo el mundo … quiere que vaya solo para ver si puedo hacer algo”.
El ex deportista de 6 pies 7 pulgadas, que llama al dictador norcoreano “el mariscal”, dijo que era descabellado imaginarse a Kim y Trump un día sentándose a tomar una cerveza, pero que “una conversación de 30 segundos” era factible.
Rodman dijo que había estado buscando la oreja de Trump en Corea del Norte durante meses. “He estado tratando de decirle a Donald desde el primer día: ‘Ven y háblame, hombre … Te diré lo que el mariscal quiere más que nada … Ni siquiera es tanto'”.
A pesar de afirmar que Kim es un “amigo de por vida”, hay poca evidencia de que Rodman tenga el oído del líder norcoreano cuando se trata de asuntos de Estado. Kim parece ver al atleta retirado como un forastero benigno, alguien a quien puede presentar una imagen más amable de sí mismo como amante del baloncesto y los caballos, seguro sabiendo que esta es la imagen que circulará por el mundo tan pronto como Rodman vuelve a casa.
Con información de The Guardian
