Después de la victoria de Trump, México se pregunta: ‘¿Ahora qué?’

CIUDAD DE MÉXICO — Desde que Donald Trump se convirtió en el presidente electo de Estados Unidos, Juan Pardinas, un académico mexicano, ha estado recordando su infancia.

Piensa específicamente en la época de la Guerra Fría, cuando sus días estaban llenos de una cierta ansiedad acerca de que los rusos pudieran incitar una guerra nuclear que devastara a América del Norte.

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“Es el mismo sentimiento de incertidumbre”, dijo Pardinas, un egresado de la London School of Economics cuyo trabajo sobre legislación anticorrupción ha sido elogiado ampliamente en México. “El sentimiento de que la política se ha convertido en una fuente de amargura, angustia e incertidumbre es realmente triste”.

El cielo se ha nublado en México, y ahora el país vive entre la angustia y la parálisis después de la victoria de Trump. Son nubes de incertidumbre y miedo, de poca confianza e inseguridad.

“Puede que esto no afecte a la clase dirigente de nuestro país, pero no son sino malas noticias para nosotros, los comerciantes y la gente de clase trabajadora en México”, dijo Claudia Rivera, una vendedora callejera que tiene un carrito de comida en Ciudad de México.

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Además de la preocupación sobre la elección, la violencia ha estado escalando a niveles no vistos desde el comienzo de la guerra contra el narcotráfico hace una década. La corrupción y la falta de fe en los líderes políticos ya habían hundido al país en un estado de pesimismo. Ahora, muchos sienten la derrota externa también.

“Muchas personas consideran a Estados Unidos un modelo de libertad, algo a lo cual aspirar”, dijo Pardinas, quien se dedica a los temas de legislación y competitividad económica. “Pero ¿qué pasa cuando pierdes un ejemplo a seguir, el modelo ideal de un país? Ahora todos los que admirábamos a Estados Unidos estamos cambiando de opinión”.

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Para la mayoría de los mexicanos, la elección estadounidenses ha sido un ejercicio macabro de autopercepción. Trump, un candidato que calificó a los inmigrantes mexicanos de “violadores” y criminales, además de prometer la deportación de millones y la construcción de un muro para impedir la entrada de otros, revivió temores en México acerca de la soberanía y el respeto por parte de su vecino del norte. Algunos han considerado que la victoria de Trump valida la percepción de que los estadounidenses, o por lo menos la mitad de ellos, ven a México a través de un lente de estereotipos.

“De verdad necesitamos un poco de tranquilidad”, dijo Pardinas, haciendo eco de lo que expresaron decenas de entrevistados después de que Trump resultó electo. “Pero para lograrlo se necesitan líderes en la política, y sufrimos una escasez de personas con esos atributos”.

El presidente Enrique Peña Nieto y su gobierno han adoptado una postura diplomática y esperanzada respecto de la presidencia de Trump.

En una declaración tras la elección, Peña Nieto dijo que los resultados “abren un nuevo capítulo en la relación entre México y Estados Unidos, el cual implicará un cambio, un desafío, pero también, es necesario decirlo, una gran oportunidad”.

Estaba seguro, dijo, de que la relación se basaría en “la confianza y el respeto mutuo” que permitiría “generar prosperidad” para ambos países. También contó que felicitó a Trump por teléfono y que habían hablado sobre la posibilidad de reunirse de nuevo en los próximos meses “para definir, contotal claridad, la dirección que deberá tomar la relación entre ambos países”

Sin embargo, entre bambalinas, hubo una profunda preocupación en cuanto a la transición; la inquietud más inmediata es la posibilidad de deportaciones masivas de mexicanos que viven en Estados Unidos.

La Secretaría de Relaciones Exteriores llamó a todos los cónsules generales mexicanos que trabajan en Estados Unidos para reunirse con ellos y hablar acerca de cómo responder al gobierno entrante. Otras oficinas consulares emitieron peticiones para que los mexicanos denuncien el acoso o los ataques, pues el enojo atizado por el ascenso de Trump se ha traducido en amenazas de tinte racial y violencia en algunos lugares de Estados Unidos. Mientras tanto, el gobierno ya ha expresado su voluntad de renegociar partes del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

A algunos les pareció que con su declaración, Peña Nieto había perdido la oportunidad de abordar el agravio que muchos mexicanos aún sienten debido a las posturas de Trump y las preocupaciones generalizadas acerca de sus amenazas sobre el comercio entre los dos países.

Armando Ríos Piter, un senador de la oposición que representa al estado de Guerrero, dijo que después de aguantar el discurso hostil de Trump durante un año y medio, los mexicanos merecían una respuesta más fuerte por parte de su presidente.

“Fue una respuesta muy moderada a una amenaza muy peligrosa”, dijo.

Mientras Trump se prepara para asumir funciones, continuó, México necesita establecer su postura en cuanto al muro estadounidense con “firmeza, claridad y dignidad”.

En vez de eso, “nos han dejado con una postura política moderada que no dice nada”, dijo. “No podemos conformarnos con una declaración como esa: ‘Hablé con Trump’”.

En septiembre, anticipándose a la posible victoria de Trump, Ríos Píter presentó proyectos de ley que reforzarían la participación de México, los mismos que se han estancado en el senado; con ellos, se permitiría que el gobierno penalice las inversiones estadounidenses en México, en caso de que Trump continúe con su promesa de gravar o bloquear las remesas de mexicanos que viven en Estados Unidos para así financiar su propuesta del muro fronterizo.

La legislación también haría explícitamente ilegal que el gobierno federal mexicano financie cualquier proyecto que pueda interpretarse como un muro fronterizo, y estipula que si Estados Unidos decidiera abandonar el TLCAN, como ha amenazado Trump, la legislatura mexicana revisaría decenas de acuerdos y tratados que rigen la relación bilateral.

Sin embargo, no se puede negar que el gobierno mexicano está en una posición difícil. Algunos mexicanos dicen que sus líderes deben tener cuidado de no antagonizar al nuevo presidente de Estados Unidos con comentarios incendiarios, dada la importancia económica que Estados Unidos tiene para México.

“Es preocupante y aterrador saber que el tipo ruidoso con un palo en la mano, el que dice que te atrapará y te golpeará, ahora en realidad tenga el poder de hacerlo”, dijo Leticia Vega, una abogada mexicana.

Mientras tanto, los líderes empresariales han comenzado el proceso de normalizar la presidencia de Trump. Aunque la mayoría de los ejecutivos han adoptado un enfoque de “vamos a ver qué pasa”, siguen con sus negocios de manera habitual.

“A veces, la retórica es muy distinta de la forma real de gobernar”, dijo Alejandro Ramírez, el dirigente del consorcio empresarial más grande de México y director ejecutivo de Cinépolis, que opera salas de cine en todo el continente. “Cuando tienes que enfrentar la realidad de gobernar debes observar los hechos de manera más detallada, para ver si tus propuestas tienen sentido”.

Ramírez compra productos estadounidenses con un valor de 40 millones de dólares cada año para sus cines, desde palomitas de maíz y queso para nachos hasta equipos de audio. Si el Tratado de Libre Comercio se acaba, esas compras de podrían hacer en otros países, dijo.

Pocos pensaron que fuera posible que Trump se convirtiera en presidente. Ahora, la mayoría confía en que haya una diferencia drástica entre Trump el candidato y Trump el presidente. Los consorcios empresariales y grupos de intereses comerciales han adoptado una postura proactiva frente a las relaciones con el presidente electo.

“Si el gobierno mexicano es inteligente frente a esta situación, si anticipa de manera adecuada las preocupaciones acerca del gobierno entrante, puede generar planes a los que pueda responder el gobierno de Trump”, dijo Duncan Wood, director del Instituto México en el Wilson Center, el cual promueve las relaciones entre México y Estados Unidos a través de la investigación. “La reacción inmediata que obtuve por parte de los miembros del consejo es que este es el momento para que nosotros de verdad nos involucremos”.

Sin embargo, para algunos, los problemas de México parecen ser más grandes que la presidencia de Trump.

“Los problemas que hemos provocado aquí, en México, son mucho más preocupantes e inmediatos”, dijo Juan de la Vega, de 42 años, un abogado con un hermano que vive ilegalmente en San Francisco. “Esos son los que me preocupan más porque afectan mi vida directamente, como la economía estancada, la corrupción y la inseguridad”.

“Observando todo a gran escala, nosotros como mexicanos sabemos cómo aceptar, asumir y superar el asunto Trump”, agregó.

Paulina Villegas y Kirk Semple colaboraron con este reportaje.