El dique invisible de Japón

ESTACIÓN DE ENERGÍA NUCLEAR FUKUSHIMA DAIICHI, Japón _ La parte por encima del suelo no parece gran cosa, unos cuantos tubos plateados que corren en línea recta, empequeñecidos por los cercanos y mucho más grandes edificios dañados que albergan al reactor.

Más impresionante es lo que está tomando forma debajo, donde no se ve: un muro subterráneo de tierra congelada de 30 metros de profundidad y casi 1.6 kilómetros de longitud, con el que se pretende resolver una crisis de filtración de agua que amenaza a la devastada Estación de Energía Nuclear Fukushima Daiichi en Japón.

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Oficialmente llamado Muro Impermeable de Borde de Tierra, pero mejor conocido simplemente como el muro helado, el proyecto suena como una idea fantasiosa de ciencia ficción o de una película de James Bond. Pero está a punto de volver realidad una apuesta ambiciosa, y controversial, para poner fin a una constante filtración de aguas subterráneas en los edificios del reactor dañado desde el desastre en 2011 cuando un terremoto y un tsunami causaron una triple fusión.

(Ko Sasaki/The New York Times)
(Ko Sasaki/The New York Times)

Construido por el gobierno central a un costo de 35,000 millones de yenes, el muro helado pretende sellar los edificios del reactor dentro de una enorme barrera de forma rectangular de permafrost creado por el hombre. Si se vuelve exitosamente operacional para este otoño, la tierra congelada actuará como una represa para impedir que nuevas aguas subterráneas entren en los edificios. También ayudará a impedir las filtraciones de agua radioactiva al cercano océano Pacífico, que han disminuido significativamente desde la calamidad pero pudieran estar continuando.

Sin embargo, el muro helado también ha sido ampliamente criticado como una solución costosa y excesivamente compleja que pudiera no funcionar siquiera. Esas preocupaciones resurgieron en agosto después de que la operadora de la planta anunció que una sección que fue activada hace varios meses aún no se ha congelado por completo. Algunos también advierten que el muro, que funciona con electricidad, pudiera resultan tan vulnerable a los desastres naturales como la propia planta, la cual perdió la capacidad de enfriar sus reactores después de que el tsunami de 14 metros causó un apagón ahí.

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(Ko Sasaki/The New York Times)
(Ko Sasaki/The New York Times)

Los edificios del reactor son vulnerables a una afluencia de aguas subterráneas debido a la forma en que la operadora, la Compañía Eléctrica de Tokio, o TEPCO, construyó la planta en los años 60, recortando una ladera para colocarla más cerca del mar, de manera que la planta pudiera bombear agua más fácilmente. Eso también puso a los edificios en contacto con una capa profunda de roca permeable rellena de aguas, principalmente de lluvia y nieve derretida de las cercanas Montañas Abukuma, que fluyen hacia el Pacífico.

Los edificios se las arreglaron para mantener fuera el agua hasta el accidente del 11 de marzo de 2011. Se cree que cualquiera de los propios desastres naturales, o las subsecuentes fusiones explosivas de tres de los seis reactores de la planta, agrietaron los cimientos de los edificios, permitiendo que se filtraran al interior las aguas subterráneas. Casi 151,000 litros de agua al día siguieron fluyendo hacia los edificios.

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(Ko Sasaki/The New York Times)
(Ko Sasaki/The New York Times)

Una vez dentro, el agua se vuelve altamente radioactiva, impidiendo los esfuerzos para eventualmente desmantelar la planta. Durante el accidente, el combustible de uranio se calentó tanto que se cree que parte de él se derritió a través de los pisos de acero del reactor y posiblemente hacia el sótano debajo, aunque nadie sabe con exactitud donde está. Las continuas inundaciones de agua radioactiva han evitado que los ingenieros busquen el combustible.

“Tenemos que escapar de este ciclo de cada vez más agua acumulada en los edificios dentro de la planta”, dijo Yuichi Okamura, gerente general de la división de energía nuclear de TEPCO al guiar a un reportero por Fukushima Daiichi. Unos 7,000 trabajadores están empleados en la limpieza.

(Ko Sasaki/The New York Times)
(Ko Sasaki/The New York Times)

El muro helado es una apuesta de alta tecnología para romper el ciclo instalando lo que sería el congelador más grande del mundo. Tubos de casi 30 metros de largo han sido hundidos en la tierra a intervalos de aproximadamente un metro, y llenados con una solución salina superenfriada a menos 30 grados centígrados. Se supone que cada tubo congela una columna de tierra de alrededor de medio metro de radio, lo suficientemente grande para alcanzar a las columnas de hielo creadas por los tubos vecinos a él y formar una barrera continua.

Los ingenieros de la constructora del muro, el gigante de la construcción Kajima Corp., estiman que toma unos dos meses para que se congele por completo la tierra alrededor de un tubo. Solidificar todo el muro, que consiste de 1,568 de esos tubos subterráneos, requerirá 30 grandes unidades de refrigeración y consumirá suficiente electricidad como para iluminar más de 13,000 casas japonesas al año.

La técnica de usar barreras congeladas para bloquear las aguas subterráneas ha sido usada para construir túneles y minas en todo el mundo, pero no a esta escala. Y ciertamente no en el sitio de un importante desastre nuclear.

Partidarios y escépticos pronto sabrán si la apuesta tiene éxito. Después de dos años de trabajo, Kajima terminó de instalar los tubos y las unidades de refrigeración para crear el muro helado en febrero. Para fines de marzo, encendió parte del muro helado por primera vez; casi un kilómetro que corre entre los edificios del reactor y el Pacífico. La mayor parte del resto del muro colina arriba fue activado a mediados de junio.

Kajima está congelando el muro por etapas según las órdenes de la Agencia de Regulación Nuclear, el supervisor nuclear de Japón. A la agencia le preocupa que bloquear de tajo las aguas subterráneas pudiera conducir a una reversión de las aguas, causando que el agua radioactiva acumulada dentro de los edificios del reactor empiece a filtrarse hacia el suelo circundante, posiblemente llegando al Pacífico. Ha dicho a Kajima que deje media docena de “puertas” en el lado colina arriba que no se cierren hasta que gran parte del agua contaminada sea drenada de los edificios.

En agosto, TEPCO informó a la agencia nuclear que el segmento del lado del mar del muro helado se había congelado en un 99 por ciento. Explica que algunos sitios no se han solidificado porque contienen escombros o arena sepultados que quedaron de la construcción de la planta hace medio siglo, lo cual ahora permite que las aguas subterráneas fluyan tan rápidamente que no se congelan.

Tatsuhiro Yamagishi, vocero de TEPCO, dijo que la compañía estaba tratando de cerrar esos huecos en el muro helado con cemento de secado rápido. “Hemos empezado a ver cierto progreso en el descenso de temperatura”, dijo.

Aun cuando el cemento ayude a volver hermético al muro helado, los escépticos cuestionan cuánto tiempo puede durar. Señalan que esas barreras congeladas habitualmente son temporales contra aguas subterráneas en sitios de construcción. Dicen que la solución salina usada para enfriar los tubos es altamente corrosiva, lo cual pudiera hacer que se rompan o se agrieten. También es poco claro si el sistema pudiera averiarse bajo la presión de operar en un ambiente de alta radiación donde otro terremoto pudiera conducir a otra pérdida de electricidad.

“¿Por qué construir un muro tan elaborado y frágil cuando hay disponible una solución más permanente?”, dijo Sumio Mabuchi, ex ministro de construcción que ha hecho un llamado para la construcción de un muro de contención, una zanja rellena de concreto líquido que se usa comúnmente para bloquear el agua.

Martin Fackler
© 2016 New York Times News Service