Un policía chileno que disparó a dos estudiantes durante una protesta escolar fue arrestado, mientras que la ola de disturbios políticos entra en una tercera semana y el número de heridos en la violencia callejera superó los 2 mil.
Maj Humberto Tapia fue arrestado por detectives el jueves y acusado de descargar ilegalmente su escopeta dentro de una escuela pública que había sido ocupada por estudiantes el martes. Una llamada del asediado director condujo a una confrontación con los estudiantes en la que Tapia disparó al suelo, enviando un disparo de perdigón en las piernas de los estudiantes.
El arresto se produjo un día después de que los fiscales anunciaron que otras 12 policías estaban siendo investigadas por presuntamente golpear a un hombre de 55 años, y en medio de crecientes denuncias de que agentes habían violado y abusado sexualmente de manifestantes detenidos.
Al menos tres soldados han sido acusados de disparar contra los manifestantes, mientras que unos 4 mil 500 manifestantes han sido arrestados, aunque la gran mayoría han sido liberados en 24 horas.
Lo que comenzó como una protesta por el aumento de las tarifas del metro se ha convertido en un tsunami de disturbios en el que cientos de miles de chilenos se han unido a marchas pacíficas que exigen una revisión del modelo económico y social del país.
Algunas protestas también se han vuelto violentas y se calcula que el incendio provocado y el saqueo han causado daños por hasta $ 1.5 mil millones.
El asediado presidente de Chile, Sebastián Piñera, ha sido acusado de una respuesta dura a las protestas: inicialmente respondió diciendo que el país estaba “en guerra” y desde entonces parece haberse tambaleado entre la conciliación y nuevas medidas represivas.
El jueves por la tarde, convocó a los jefes de las fuerzas armadas, la corte suprema y el congreso para una reunión urgente del consejo de seguridad nacional y pidió una legislación de emergencia para aumentar las penas de prisión para los manifestantes que usan máscaras, construyen barricadas o destruyen propiedades.
Piñera también pidió la creación de un nuevo esfuerzo de inteligencia para aumentar la vigilancia de los chilenos políticamente activos.
Es probable que tales esfuerzos causen preocupación en un país que solo surgió del gobierno militar en 1990 y desde entonces ha sido testigo de una serie de escándalos que involucran a la policía. La semana pasada, miles de documentos fueron arrojados a Internet luego de que el sistema informático de la policía nacional fuera pirateado, revelando la vigilancia de estudiantes y activistas ambientales.
