Documental sobre la “guerra sucia” en Guerrero

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- Por primera vez las víctimas de la llamada “guerra sucia” –ocurrida de 1969 a 1979 en México, aunque particularmente en el estado de Guerrero– hablan sobre sus familiares desaparecidos o asesinados y de las torturas físicas y psicológicas que sufrieron por parte del Ejército.

Su clamor doloroso se encuentra en el documental “Guerrero: Memoria y verdad”, dirigido por Sara Escobar, Pablo Ramos y Carlos Mendoza.

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El exguerrillero Nicomedes Fuentes García, miembro de la Comisión de la Verdad del estado de Guerrero (Comverdad) –un organismo público descentralizado y autónomo creado en abril de 2012 y que concluyó su labor en octubre del 2014– cuenta a Proceso que dicho organismo le propuso al Canal 6 de Julio –que desde 1988 produce, exhibe y distribuye documentales en video– crear un filme donde se informara de los 2 años y medio de investigación que efectuó esta instancia sobre las violaciones a los derechos humanos durante ese periodo de represión militar y política.

El Canal 6 de Julio aceptó formar parte del proyecto. Miguel Ángel Boizo, perteneciente al medio de comunicación alternativo, explica que el expediente dado a conocer por la Comverdad a finales del 2014 tiene cerca de 300 cuartillas, “por lo cual el reto era plasmarlo en imágenes audiovisuales”.

Manifiesta que mucha gente le pregunta: ¿por qué seguir hablando del pasado? Y responde:

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“Porque realmente no nos han contado la historia de los sucesos reales del país.”

Cita las últimas palabras de Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973, a través de Radio Magallanes de Chile:

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“La historia es nuestra y la hacen los pueblos. Podrán avasallarnos pero no se destruyen los movimientos sociales ni con el crimen ni con la fuerza.”

“Guerrero: Memoria y verdad”, producido por la Comverdad y el Canal 6 de Julio, se enfoca en la comunidad El Quemado, Atoyac, Guerrero, donde el Ejército apresó a residentes del lugar. A cuadro varios sobrevivientes a torturas evidencian –unos a punto de las lágrimas– cómo los golpeaban en los oídos y el resto del cuerpo, les vaciaban tehuacán en la nariz y los atormentaban con electricidad; además, que los intentaban ahogar en un tanque de agua y cómo cerca de ellos les disparaban a otras personas, a unas más obligaban a firmar declaraciones falsas. Incluso unas más, atestiguan que a varios, atados a una barras de metal, los arrojaban al mar desde un helicóptero.

En la cinta igual se muestran documentos de cómo en esos años la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) estaba enterada de lo que ocurría en Guerrero, y se corrobora que el general Hermenegildo Cuenca Díaz bombardeó la sierra.

Se filmaron los momentos en los cuales la Comverdad localizó fosas, que desde su creación buscó con la finalidad de documentar la práctica de las ejecuciones sumarias de la “guerra sucia”.

En el filme, que ya inició su recorrido de proyecciones en el Centro Cultural Universitario, el narrador, en voz en Off, relata acerca de esa represión a los civiles en Guerrero:

“Se construyeron nuevas carreteras para facilitar el desplazamiento de los militares: La detención e interrogatorios de varones a partir de los catorce años de edad se convirtió en práctica indiscriminada bajo un mismo patrón. Centenares de personas fueron objeto de desaparición forzada en cárceles clandestinas.”

La película abarca los conflictos actuales, hasta los 43 estudiantes normalistas desaparecidos en Iguala.

 

Lucha por la democracia

Alejandra Cárdenas Santana, de la Universidad Autónoma de Guerrero, delata frente a la cámara sobre las víctimas de la “guerra sucia”:

“Fueron objeto de violaciones, golpes y tortura, además les arruinaron la vida para siempre. Los soldados llegan a formar una parte trágica de la vida cotidiana, y les cambia totalmente la existencia porque no es sólo la represión directa, sino el vivir con miedo. Vivir la desaparición de un familiar ¡es terrible!, por algo es declarado un delito de lesa humanidad, porque la gente no tiene posibilidades de vivir su luto, ni de rendir homenaje a esos héroes de la lucha por la democracia.

El documental también se exhibirá el próximo 1 de marzo en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, ubicada al sur de la Ciudad de México, a las 15 horas. Luego recorrerá más partes del país, como lo informa el Facebook del Canal 6 de Julio.

Miguel Ángel Boizo divulga que “Guerrero: Memoria y verdad” no se venderá al público:

“Una vez terminada la ronda de presentaciones que se han organizado, el documental se va a subir a las redes sociales, a una plataforma de video para que cualquier persona pueda verlo y pueda multiplicarlo.”

Nicomedes Fuentes García declara sobre el documento:

“Todas estas personas que hablan en el documental eran muy jóvenes cuando ocurrieron los hechos, muchos de ellos universitarios y otros del campo. La misma situación nos arrastró de alguna manera a participar en el movimiento social de aquel tiempo. Las consecuencias derivadas de ese movimiento provocaron que hubiera, como se expresa en la cinta, muchos desaparecidos, mucha gente maltratada y sobre todo que esas violaciones a los derechos están impunes.”

Enseguida alza la voz para resaltar:

“No hemos quitado el dedo del renglón en todo el tiempo de nuestra vida después que pudimos sobrevivir a esa situación, nos quedó un gran compromiso con la gente que murió, y lo menos que podemos hacer es rescatar la memoria histórica de ese movimiento. Reivindicar ese movimiento porque no ha terminado. La represión fue decisión del Estado mexicano, y nosotros quisimos probarlo con documentos hallados en el Archivo General de la Nación, ahí se refieren las órdenes que dieron de localizar y exterminar la guerrilla, pero se fueron contra la población en general.”

Sobre los 512 casos que trabajó la Comverdad y que fueron entregados a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, asegura que les dan seguimiento.

Adelanta que la Comisión se va a constituir en una asociación civil “para tener una figura legal que nos permita continuar desarrollando el tema”.

Fuentes García manifiesta cabizbajo:

“El asunto de los desaparecidos de la ‘guerra sucia’ podría resolverse con voluntad política. El Estado debe esclarecer la verdad, le saldría menos costoso que estarlos friega y friega todo el tiempo con una situación que ahí está. Desde hace más de cuarenta años siguen los reclamos. Esa parte de la ‘guerra sucia’ no la conocen las nuevas generaciones. El Estado no ha reparado el daño y no tomaron medidas de repeticiones.”

Al final se da ánimos:

“Creo que en algún momento de la vida del país se sabrá qué pasó con los desaparecidos de la ‘guerra sucia’, qué pasó con los 43 estudiantes de Ayotzinapa. ¡Se conocerá la verdad en algún momento!…”