Donald Trump desafió a la abrumadora oposición global al declarar el reconocimiento por parte de Estados Unidos de que Jerusalén es la capital de Israel, pero insistió en que la movida altamente controvertida no desbarataría el intento de su propia administración de resolver el conflicto palestino-israelí.
En un breve discurso pronunciado en la Casa Blanca, Trump ordenó al departamento de estado que comenzara a hacer arreglos para trasladar la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén, un proceso que según los funcionarios llevará al menos tres años.
“He determinado que es hora de reconocer oficialmente a Jerusalén como la capital de Israel”, dijo Trump. “Si bien los presidentes anteriores han hecho de esto una gran promesa de campaña, no han cumplido. Hoy, estoy entregando “.
Trump dijo: “Mi anuncio de hoy marca el comienzo de un nuevo enfoque del conflicto entre Israel y los palestinos”.
Rex Tillerson, el secretario de Estado, anunció que sus funcionarios “comenzarían de inmediato el proceso para implementar esta decisión al comenzar los preparativos para trasladar la embajada de EE. UU. De Tel Aviv a Jerusalén”.
El anuncio de Trump provocó la condena de los aliados de EE. UU. Y una reacción furiosa de los líderes palestinos y del mundo musulmán.
Trump insistió en que su decisión no descarrilaría el intento de su propia administración de hacer las paces, enfatizando que no estaba estipulando cuánto de Jerusalén debería ser considerada la capital de Israel. Los palestinos ven a Jerusalén Este como la capital de su propio estado futuro, y Trump no descartó una futura división de la ciudad.
“No estamos tomando una posición de ningún problema de estado final, incluidos los límites específicos de la soberanía israelí en Jerusalén, o la resolución de las fronteras impugnadas. Esas preguntas dependen de las partes involucradas “, dijo el presidente.
Con información de The Guardian
