Egipcios gay, vigilados y atrapados, son orillados a la clandestinidad

© 2016 New York Times News Service

EL CAIRO – Los últimos días del gobierno de Hosni Mubarak y la turbulenta revolución que siguió fueron tiempos tensos, ocasionalmente desgarradores para muchos en Egipto. Sin embargo, para egipcios gay y transexuales, fue también un periodo de libertad inusual.

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Socializaban en bares y cafés en la acera y conocían parejas a través de aplicaciones del celular para citas con un grado de apertura y comodidad mayor que lo que habían conocido.

Sin embargo, esa era terminó abruptamente con el regreso del dominio militar.

Desde la intervención militar de 2013 que estableció al General Abdel-Fattah el-Sissi como el gobernante del país, cuando menos 250 personas lesbianas, gay, bisexuales y transexuales han sido arrestadas en una discreta represión que ha destrozado lo que solía ser una comunidad cada vez más vibrante y visible. Mediante una campaña de vigilancia en línea y trampas, arrestos y el cierre de negocios con orientación gay, la policía ha orillado nuevamente a la gente gay y transgénero de vuelta a la clandestinidad y, en muchos casos, fuera del país.

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Antes de la represión, “no había campaña deliberada de arresto y vigilancia”, dijo Dalia Abdel Hameed, investigadora en la Iniciativa Egipcia por los Derechos Personales. “Sin embargo, ahora la policía se está esforzando realmente por arrestar hombres gay y mujeres trans”.

Entre la caída del gobierno de Mubarak y el derrocamiento del primer presidente de Egipto elegido por la vía democrática, Mohammed Morsi, personas lesbianas gay, bisexuales y transgénero enfrentaron una amenaza menor de la policía, que estaba concentrada en otras cuestiones e hizo caso omiso en buena medida de lo que ocurría en fiestas caseras o bares en el decrépito centro bohemio de El Cairo.

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La aplicación de duras medidas empezó de lleno cuando un toque de queda impuesto por el ejército después de la remoción de Morsi terminó en el otoño de 2013, dijo Scott Long, activista por los derechos humanos que vivió en Egipto durante muchos años y escribió un histórico informe para el grupo Human Rights Watch sobre la última gran represión.

En esa época, el control de las calles de Egipto estaba pasando del ejército, institución en la que se confía relativamente, a la policía, el odiado símbolo del gobierno de Mubarak.

“Alguien en el ministerio del Interior se dio cuenta de que esta era una forma de obtener buena publicidad para la policía”, dijo Long.

Los arrestos indicaron el regreso de un agresivo enfoque por parte de la división de la policía de moralidad, que participó en una represión mayor que ha encarcelado a decenas de miles de personas desde 2013. Usando herramientas desplegadas por última vez en una campaña en contra de personas lesbianas, gay, bisexuales y transgénero hace más de 10 años, la división ha reafirmado la autoridad perdida por la policía antes y durante la revolución.

Otras ramas de las fuerzas de seguridad también han flexionado sus músculos desde el regreso del dominio militar, arrestando a manifestantes o aplicando duras medidas a vendedores ambulantes, destacaron activistas.

“La policía quiere demostrar que tiene firme control de la sociedad”, dijo Abdel Hameed. “Así que esta es la policía de la moral llevando a cabo su propia campaña para arrestar personas LGBT”.

No hay ley alguna en Egipto que prohíba específicamente actos homosexuales, así que personas gay y transexuales son acusadas de “libertinaje habitual” bajo una ley de 1961 que se emplea para perseguir a hombres por homosexualidad y a mujeres por prostitución, dijo Abdel Hameed. Hasta ahora, las condenas han ido de 2 a 12 años.

La represión ha apuntado principalmente a hombres gay y mujeres transgénero, algunos de los cuales han sido arrestados en redadas a residencias particulares o detenidos en la calle si su apariencia suscitó sospechas. (Las mujeres transexuales suelen ser enjuiciadas como hombres porque la policía, cortes y medios informativos en Egipto, a diferencia de aquéllos en Occidente, no marcan una sola distinción significativa entre hombres gay y mujeres transexuales, notaron activistas.)

Sin embargo, en su mayoría han sido arrestados luego que oficiales los hicieran caer en trampas a través de aplicaciones de citas como Grindr, que ahora saluda a sus usuarios cuando se conectan con un mensaje de advertencia sobre la posible presencia de la policía en el sitio.

Abdel Hameed dijo que la policía usaba las aplicaciones para coquetear con personas, participando en charlas sexuales y pidiendo fotos picantes que pudieran ser usadas como evidencia ante la corte, antes de pedirles que salieran en citas. Cuando los incautos objetivos de las redadas llegan a las citas, rápidamente son arrestados.

Esta no es la primera vez que estas tácticas se han empleado en contra de personas lesbianas, gay, bisexuales y transexuales en Egipto. Una represión que empezó en 2001 sigue siendo recordada por una redada al Queen Boat, centro nocturno donde la policía arrestó a docenas de hombres acusados de ser gay. Sus juicios dominaron los titulares de Egipto durante meses y generaron una onda de terror a lo largo de círculos gay.

“Ahí estaba el Queen Boat y sus consecuencias, después ahí estaba nuestra vida normal, y ahora esta es la mayor represión después del Queen Boat”, dijo Abdel Hameed.

Quizá la mayor manifestación física de la represión está en la proliferación de retenes de la policía en el centro de El Cairo y los cierres de cafés y otros negocios que eran puntos de reunión para activistas, intelectuales y personas gay durante los días del apogeo de la agitación política.

Un hombre gay de 24 años de edad, quien pidió que lo identificaran solo por su apellido, Ali, por temor a que lo arrestaran, dijo que la campaña de la policía había devastado a su comunidad.

“Todo lleva a que te arresten”, dijo Ali. “La gran amenaza es ser arrestado o perder a tus amigos por la prisión, debido a que después de la fallida revolución hubo una enorme represión sobre la comunidad del centro, particularmente. Esta es mi comunidad, y está siendo destruida”.

Muchas personas gay y transexuales que son capaces de salir del país así lo han hecho o siguen abrigando esperanzas de hacerlo, dijo Ali, agregando que él quería mudarse a Europa o Norteamérica. “Me estoy quedando sin amigos porque todos están siendo arrestados o se están yendo de Egipto”, dijo.

La policía también incauta teléfonos de detenidos y “revisa los datos para encontrar a otros”, dijo Abdel Hameed. Cuando los encuentran, a menudo los torturan para producir listas de amigos gay y ex parejas sexuales. Los detenidos también son sometidos a exámenes anales forzosos, forma de tortura que la policía cree que puede probar si una persona ha participado en conducta homosexual, alegato que juristas egipcios han dicho que es falso.

Long dijo que montar trampas en línea se ha vuelto particularmente efectivo en los últimos dos años, debido aunque el cierre de espacios orientados a los gay había dejado a muchos sin lugar al cual ir.

“No quedan ya muchos lugares gay en el centro o en el resto de la ciudad, así que la gente termina dependiendo más de aplicaciones y redes sociales”, dijo. “La gente está sola y conoce a alguien que parece que estuviera interesada, y pum, son arrestados”.

Ali coincidió en que pese a los peligros, internet era uno de los pocos espacios públicos que quedaban para la gente gay y transexual.

“No hay ninguna otra forma”, dijo Ali. “Es Egipto”.

Liam Stack
© The New York Times 2016