Egipcios salen a las calles de nuevo, ahora con ropa deportiva

Asmaa Al Zohairy contribuyó con información.

© 2016 New York Times News Service

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EL CAIRO – La gente joven de Egipto ha empezado a tomar las calles de nuevo. Sin embargo, esta vez lo están haciendo con ropa de licra y en bicicletas, en kayaks y canoas en el Nilo, haciendo ejercicio en la calle de las barriadas de Giza o ejercicio CrossFit en improvisados gimnasios en techos.

Más de cinco años después de que abrumadores cantidades de personas llenaran la plaza Tahrir en El Cairo, deponiendo al Presidente Hosni Mubarak, y tres años después de la represión militar que expulsó al presidente electo de la Hermandad Musulmana y encarceló a manifestantes por miles, una locura por la salud y estar en forma ha echado raíces. Es un notable distanciamiento para una nación que es la decimoséptima más obesa en el mundo, donde proliferan sitios de comida rápida y fumar sigue siendo la norma en restaurantes… y en todos los demás lugares.

Jugadores egipcios de squash están entre los mejores del mundo, en tanto familias privilegiadas han presionando a sus hijos desde hace largo tiempo atrás para que participen en deportes, pero el nuevo enfoque en el bienestar está atrayendo gente de todas clases, igualmente con sustanciales números de mujeres, girando más en torno al ejercicio por el ejercicio que sobre juegos o competencia. Muchos egipcios lo ven como un fruto directo de la extinción de la revolución política bajo el Presidente Abdel -Fattah el-Sissi.

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“¿Por qué ahora, y de dónde viene esto? Es claro que se vincula con el retiro de la vida pública por parte de gente joven”, dijo Ezzedine C. Fishere, profesor de ciencia política en la Universidad Americana en El Cairo que ha visto cómo esta tendencia echa raíces en su familia. Fishere dijo que él va al gimnasio con regularidad, su hija viste un Fitbit y su ex esposa también hace ejercicio.

Después de la represión militar, dijo, “todo aquel que había participado en 2011 empezó a mudarse a la esfera privada, algunos se refugiaron en depresión, algunos en actividades nihilistas y muchos en bienestar; no solo bienestar, sino en cuidar de uno mismo”.

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Ramy A. Salé, quien fue pionero del CrossFit en Egipto, abriendo la primera franquicia justo después de la revolución, dijo simplemente: “La gente joven no puede salir a manifestarse, pero sí puede salir a correr”.

No pasó mucho tiempo antes de que el gobierno dominado por el ejército se diera cuenta… dando su aprobación. Poco después de haber asumido el cargo en 2014, el-Sissi, el ex general al mando de las fuerzas armadas de Egipto, encabezó a cadetes de la academia militar en un recorrido en bicicleta bien publicitado alrededor de El Cairo.

“El Presidente Sissi quería transmitir un par de mensajes a los jóvenes, que él los está apoyando”, dijo Ibrahim Nofal, uno de los cofundadores de la Red Deportiva de Egipto, la cual promueve el desarrollo del deporte. “Él les estaba diciendo, ‘Estamos conscientes, estamos intentando atender esto’. Fue un movimiento inteligente”.

En 2014, el-Sissi y los militares dieron a conocer una ambiciosa transformación del Centro Juvenil Gezira, que había sido poco más que un enorme lote lleno de yerba al lado del elegante Club Deportivo Gezira en Zamalek, la isla en el Nilo que alberga muchas embajadas y villas.

El Presidente Gamal Abdel Nasser se apoderó del centro del Club Gezira en los años 60 para darles a los jóvenes de Egipto algo comparable con los opulentos clubes campestres detipo privado, pero había estado en el abandono durante largo tiempo. Incluso hace dos años, un corredor a duras penas podía encontrar la senda para trotar… pista de caballos que se remontaba a tiempos coloniales.

Actualmente esa vía ya fue repavimentada con asfalto esponjoso y ampliada para tener cabida para seis corredores, y rodea un complejo con instalaciones para voleibol de playa, tenis, natación, baloncesto, lucha y gimnasia; todo abierto a la población general por poco más de 1 dólar y frecuentemente sobresaturado.

La demanda de espacio para ejercitarse es tan alta que docenas de personas jóvenes, en improvisadas clases de calistenia, se reúnen por las noches en un polvoriento edificio contiguo a dicho centro.

Fishere notó que tradicionalmente, gobiernos autoritarios han estado interesados en la promoción del deporte y la cultura física. Y en este caso, fue una válvula de escape sobre la olla de presión que es la calle árabe.

“Esta es un área segura para ambos, un área que el régimen está dispuesto a apoyar”, dijo Fishere. “Y para la juventud, es una buena salida para su energía”.

Eso reviste importancia en particular en una sociedad donde 62 por ciento de la población tiene 29 años de edad o menos, con base en estadística gubernamental.

De vuelta en 2014, un corredor a lo largo del río Nilo habría tenido las aceras rotas y caminos con baches para él solo; últimamente, a menudo están saturadas para las 7 a.m. Corredores de El Cairo, fundada poco después de la revolución en 2011, despliega miles de corredores cada viernes, y miles más se unen a recorridos en bicicleta durante los fines de semana; pese al tránsito notablemente peligroso de la ciudad e incluso bajo el abrasador calor de agosto.

Cuando Nirvana Zaher, entrenadora y consultora egipcia de salud, administró una franquicia del Gold’s Gym en El Cairo en 2008, era prácticamente el único lugar en la ciudad para seguidores del bienestar físico. La revolución cambió eso, dijo, y no solo debido a que la gente joven haya renunciado y pasado de la política al deporte.

“Muchos egipcios no se dieron cuenta de su verdadera naturaleza antes de la revolución, no se percataron de que podíamos hacer cosas que nunca imaginamos”, dijo Zaher. “La revolución solamente fue un catalizador. Incluso a medida que ha ido terminando la revolución política, internamente la revolución nunca ha terminado”.

No todos coinciden en que el fracaso de la revolución política haya generado la de bienestar físico.

El Club de Remo de Egipto, uno de muchos con casetas para botes en el Nilo está tan ocupado que, a menudo, hay lista de espera para los botes y kayaks del club. Incluso así, Abeer Aly, integrante del consejo, dice que ella cree que la creciente popularidad es tan solo una señal de los tiempos en todo el mundo. “No puedo ver la correlaciona entre revolución juvenil y eventos de cultura física”, dijo. “Yo solo veo una tendencia de personas practicando y gozando de remar, andar en bicicleta y otras cosas mucho más”.

Sin embargo, Ibrahim Safwat, de 31 años de edad, quien fundó Corredores de El Cairo en 2012, dijo que las insurrecciones le dieron permiso a la gente de ocupar espacio público de una nueva manera, ya sea para la política o para divertirse. “Después de la revolución, la gente sintió que la calle era nuestra, nosotros podemos hacer lo que queremos en las calles”, dijo. “Esto nos da esperanza, y la gente siente que tiene un poco de poder”.

Rod Nordland
© The New York Times 2016