El garabato político

Palco de prensa

 

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Hasta antes del Proceso electoral del domingo 5 de junio del 2016, era relativamente sencillo describir gráficamente el panorama político de Tijuana.

Después de eso, no solamente es inútil tratar de describirlo, sino que es imposible. Lo más que podría lograrse sería un garabato político.

Un garabato, es una expresión gráfica, indescriptible, sin significado alguno.

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Es una manera de interpretar las condiciones que guarda el panorama político de Tijuana, cuyo listado nominal está integrado por 1millón 286 mil 842 electores.

Revisando los resultados de las últimas tres elecciones locales, 2010. 2013 y 2016, cada día es mayor el grado de abstencionismo, 66.10%, 46.64% y 73%, respectivamente.

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Ha sido notable la variante de las tendencias electorales. En el 2010, el PRI ganó la alcaldía de Tijuana, con Carlos Bustamante Anchondo, al igual que en los otros cuatro municipios de la entidad.

En el 2013, el PRI volvió a ganar la alcaldía de Tijuana, con Jorge Astiazarán Orcí, al igual que en Tecate y Ensenada.

En este 2016, aunque los resultados aún no son oficiales y definitivos, pues están pendientes de resolver los recursos hechos valer, tentativamente el PAN ganaría la alcaldía de Tijuana, además de las de Mexicali y Playas de Rosarito, y el PRI las de Ensenada y Tecate.

Pero veamos el volumen y comportamiento de los electores, partiendo de la base de que el listado nominal de este proceso electoral, en Tijuana, estuvo integrado por 1 millón 281 mil 842 electores.

En el 2010, el priísta Carlos Bustamante, de la alianza PRI-PEVM, obtuvo la alcaldía con 177 mil 666 votos, contra 159 mil 530 del panista Carlos Torres Torres, quien representaba la coalición integrada por PAN, Panal y PES.

En el 2013, el priísta Jorge Astiazarán, de la alianza PRI-PEVM-PT y PES, obtuvo la alcaldía con 198 mil 714 votos, contra 175 mil 054 del panista Alejandro Monraz Sustaita, quien representaba la coalición integrada por PAN, Panal, Panal y Partido Estatal de Baja California.

Astiazarán obtuvo 21 mil 048 votos más que Bustamante y 39 mil 184 más que los logrados por Torres Torres en el 2010, y 23 mil 660 más que Monraz en 2013.

En el 2016, el panista Juan Manuel Gastélum Buenrostro, tentativamente gana la alcaldía con 80 mil 665 votos, contra 77 mil 065 votos del priísta René Mendívil, quien representaba la coalición integrada por PRI, Panal, PT y PVEM.

Aquí está lo interesante : Gastélum gana con 80 mil 665 votos, 89 mil 001 menos que los que obtuvo Bustamante el 2010 y 110 mil 49 menos que Astiazarán en 2013.

Esto indica que el voto duro de los partidos grandotes, cada día es menor y de seguir dicha tendencia, en los siguientes comicios, cualquiera podría ganarles, pues alcanzarían una votación de unos 60 mil votos.

En esta ocasión, la tabla de votaciones observa en tercer lugar a Julián Leyzaola, candidato del PES, que en el 2010 participó coaligado con el PAN y en el 2013 con el PRI. Supuestamente Leyzaola logró 77 mil 031 votos, o sea 3 mil 634 menos que el panista Gastélum y 34 menos que el priísta Mendívil.

¿Dónde quedaron los otros 78 mil 065 votos que en 2010 recibió Carlos Torres? o ¿dónde quedaron los otros 94 mil 389 que recibió Monraz en 2013?

Estos descensos en las votaciones, deberían preocupar a los dirigentes partidistas. En lugar de incrementarse el número de electores, disminuye, y los partidos emergentes están captando el hartazgo de los pocos que votan.

Si bien es cierto que con un voto se gana o se pierde, ya nadie tiene seguro su llamado voto duro. Ni nadie puede presumir que los tijuanenses son azules o tricolores. Esto ya se convirtió en un garabato político.

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