El gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, emitió una disculpa pública a los padres de cinco jóvenes que fueron detenidos por la policía estatal hace tres años y entregados al Cartel de la Nueva Generación de Jalisco (CJNG) para ser torturados y ejecutados.
En una ceremonia realizada ayer en el Museo para la Tolerancia y la Memoria de la Ciudad de México, el gobernador reconoció y condenó la tragedia de 2016 en el municipio de Tierra Blanca.
“Hoy reconocemos públicamente la responsabilidad del estado por las acciones de los funcionarios del gobierno estatal el 11 de enero de 2016 en la desaparición forzada, la tortura y la ejecución arbitraria de cinco jóvenes, cuyos derechos a la libertad, integridad y vida fueron violados”.
“Les ofrezco a todos una disculpa por las acciones de la policía y la detención ilegal y arbitraria de sus hijos mientras viajaban por una carretera de Veracruz. Ofrezco esta disculpa porque, sin una causa justa, la policía los tomó y los entregó a presuntos miembros de una organización criminal “.
Los cinco amigos, cuatro hombres y una adolescente, fueron detenidos cuando regresaban a su casa en Playa Vicente desde la ciudad de Veracruz y fueron entregados al CJNG. Sus restos fueron encontrados más tarde en un rancho conocido como El Limón en el municipio de Tlalixcoyan.
Tres de los padres también estuvieron entre los oradores ayer.
El empresario Bernardo Benítez dijo en la reunión de ayer que tenía la intención de hablar sobre la justicia, pero decidió que no era la persona para hacerlo.
Tengo razones para no creer en ello. Si existiera mi hijo estaría vivo, trabajando, estudiando. No creo en la justicia del estado mexicano ”.
Benítez fue el primero en preparar el café todas las mañanas durante los 87 días que los padres y simpatizantes acamparon frente a la oficina de los fiscales en Tierra Blanca. Su protesta, para defender la inocencia de los cinco jóvenes, tomó 1.158 días y duró tres gobiernos estatales antes de que las autoridades reconocieran que los cinco eran inocentes.
Benítez dijo que los padres no “perdonarían ni olvidarían” lo que les pasó a sus hijos.
