¿Con que autoridad un funcionario que todavía no detenta el nombramiento en la bolsa dispone de recursos, de elementos armados, de vehículos, y que ordena y amenaza?
Juan Manuel Sánchez Rosales ya es secretario de Seguridad Pública de Tijuana desde la noche de este lunes 7 de octubre, luego de la designación de un cabildo cuyos regidores no lo conocían pero que acataron la instrucción.
Primero supimos que Sánchez Rosales llegó fuertemente recomendado por el gobierno federal a través del secretario de Seguridad Pública Omar García Harfuch y después que el aval vino del gobierno del estado que encabeza Marina del Pilar Avila.
Pero el punto medular de esta columna no es Sánchez Rosales -algunos de cuyos antecedentes son de alto contraste-, sino de la actuación del teniente coronel Julián Leyzaola antes siquiera de ser nombrado titular de Seguridad de Tijuana, cargo al que no llegó por el ruido que provocaron sus acciones.
Sin el nombramiento en la bolsa, Leyzaola Pérez recorría la ciudad a bordo de una Suburban color dorado junto con un grupo de civiles armados que viajaban en camionetas blancas, posiblemente elementos ex militares.
Aquí la pregunta es ¿Quién puso al servicio del teniente coronel a personal, vehículos y armamento? ¿Quién puso a su disposición la ciudad para que antes de la ratificación de su nombramiento, programada para el 7 de octubre y que ya sabemos que nunca llegó, Leyzaola Pérez la patrullara y diera órdenes.
Una de sus disposiciones fue que las trabajadoras sexuales se metieran a trabajar a los bares y centros nocturnos de la Zona Norte -palabras que utilizó literalmente-, o que de lo contrario las detendría y las encarcelaría.
¿Con que autoridad un funcionario que todavía no detenta el nombramiento en la bolsa dispone de recursos, de elementos armados, de vehículos, y que ordena y amenaza?
Ya explicamos en la columna de ayer lunes “Fuego amigo” cómo se desarrolló el operativo para desactivar la bomba que el ex secretario de Seguridad armó, y que provocó fuertes revuelos.
En pocas palabras a Leyzaola Pérez le dijeron “lástima y siga participando” para crearle una asesoría en materia de seguridad, sin que olvidemos que ha habido asesores cuyo poder ha estado por encima de los secretarios de Estado.