Son las elecciones que muchos creen que podrían moldear el futuro de España al allanar el camino para la independencia de Cataluña. Pero las divisiones están emergiendo entre los separatistas, y el líder del partido izquierdista que está por delante en las urnas está tambaleándose, ya que está bajo escrutinio.
Mientras las campañas para las elecciones del 21 de diciembre alcanzan su clímax, los líderes políticos están ignorando su enfoque tradicional en cuestiones como la economía y han convertido el concurso de este mes en una carrera entre dos bloques: secesionistas y constitucionalistas.
Los intentos de Xavier Domènech, líder de la izquierda de Catalunya en Comú, para ganar terreno en cuestiones como la salud y la educación fracasaron cuando el crucial primer debate televisivo en el que participó el jueves pasado casi nunca se apartó de la cuestión nacional.
Notablemente ausente entre los siete líderes estaba Marta Rovira, secretaria general de la nacionalista izquierdista Esquerra Repúblicana Cataluña (ERC), actualmente adelanta por un margen escaso en las encuestas. El líder del ERC y ex vicepresidente catalán Oriol Junqueras se encuentra en Madrid por su papel en la declaración unilateral de independencia en octubre y ungió a Rovira para hacer campaña en su nombre.
Los políticos no son más partidarios de la independencia que Rovira, pero Junqueras puede vivir para lamentar su elección. Ella ha sido descrita como una chatarra dura con una mandíbula de cristal, y está demostrando ser una responsable cuando deja la zona de confort de los medios de comunicación independientes.
Parte del problema es el lenguaje. Aunque el español es la lengua materna de más de la mitad de los catalanes, Rovira es claramente incómodo en todo menos en catalán. Esto fue evidentemente un factor en su debate de TV uno a uno con Inés Arrimadas, líder del partido centrista Ciutadans, quien fue el claro ganador.
Con información de The Guardiand
