Honduras se encuentra al borde de su peor crisis política desde el golpe militar de 2009 luego de que la asediada comisión electoral fracasara por cuarto día en declarar un vencedor en la carrera presidencial en medio de crecientes irregularidades y acusaciones de fraude electoral tras las elecciones.
El titular Juan Orlando Hernández, un autócrata de derecha que representa al Partido Nacional, está acusado de inmiscuirse ilegalmente en las elecciones del domingo en un intento por aferrarse al poder y negar la victoria al opositor líder de la Alianza, Salvador Nasralla.
Manifestantes y policías se enfrentaron cerca del centro de conteo de votos (Infop) en Tegucigalpa el jueves por la noche cuando la frustración por las demoras sin precedentes se extendió a las calles de la capital. Al menos un hombre murió y otros resultaron heridos luego de que la policía arrojó gases lacrimógenos y cargó contra los manifestantes que quemaron llantas y arrojaron piedras.
Decenas de fuerzas de seguridad han sido desplegadas en todo el país desde la votación del domingo por lo que los activistas temen sea una repetición de la represión que se ejerció luego del golpe de 2009. El código penal fue reformado en el período previo a las elecciones para permitir que las protestas se clasifiquen como ofensas terroristas
Carlos, un estudiante de 17 años fuera de Infop, dijo que Hernández tuvo que irse. “Queremos un cambio, no queremos a este presidente corrupto más … está cometiendo un fraude, la gente no lo quiere y la gente tiene derecho a elegir”.
La ira también aumenta ante el fracaso percibido de la comunidad internacional para hablar a pesar de una serie de eventos que, según la oposición, apuntan a un fraude premeditado.
Por primera vez desde 1980, cuando Honduras pasó de la dictadura a la democracia, el TSE falló el domingo para emitir los primeros resultados y el ganador previsto, sin decir nada hasta nueve horas después de que se cerró la votación.
Los primeros resultados del lunes le dieron a Nasralla una ventaja de cinco puntos aparentemente insuperable con más de la mitad de los votos contados. Nasralla, un ex ejecutivo de Pepsi y periodista deportivo de televisión, representa la Alianza de oposición contra la dictadura, que está dominada por el partido izquierdista Libre, que surgió de la resistencia popular al golpe.
Con información de The Guardian
