Embarcaciones oceanográficas, investigación a bordo

Ensenada, Baja California – Los servicios que presta el Departamento de Embarcaciones Oceanográficas (DEO), del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), son pieza clave en la ardua labor que investigadores de esta y otras instituciones realizan para estudios de oceanografía física, química y biológica.

Con una flota conformada por un buque oceanográfico y dos embarcaciones menores, junto con el personal especializado para operar y administrar los vehículos marinos, el departamento logra llevar a cabo anualmente un promedio de 12 cruceros y 30 salidas en embarcaciones menores.

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Desde 1993, primero con el buque Francisco de Ulloa y actualmente a través de su Buque Oceanográfico Alpha Helix, el CICESE realiza cruceros científicos en una franja de 370 kilómetros que abarca desde la frontera de Baja California con Estados Unidos hasta la frontera de Chiapas con Centroamérica, pasando por el golfo de California.

Investigadores pertenecientes a instituciones como la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor), el Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas (Cicimar) y la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), figuran entre los principales usuarios externos del departamento.

El primer buque

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En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, Daniel Humberto Loya Salinas, jefe del DEO de la División de Oceanología del CICESE, relata que desde 1993 la institución adquirió su primera embarcación, llamada Francisco de Ulloa.

“Se consiguió un casco de un barco que había sido pesquero, se comenzó a habilitar, lo metieron a operación y durante 20 años, hasta 2013, el buque Francisco de Ulloa completó 303 cruceros oceanográficos, tuvo un uso bastante intensivo”, narró.

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El barco de 28 metros de eslora tenía capacidad para trasladar a 11 científicos y seis personas de la tripulación, lo que comenzó a ser insuficiente para el desarrollo de las investigaciones que han requerido cada vez más equipo y personal.

Por ello, tras dos décadas de prestar sus servicios, se consideró su reemplazo y la adquisición de un buque más grande, pero esta vez sería un buque que desde su construcción fue diseñado para expediciones científicas.

Alpha Helix, un buque oceanográfico

Ante la necesidad a la que se enfrentaba, el CICESE conformó un grupo colegiado para definir las características deseables en un buque oceanográfico, de acuerdo con las exigencias de la División de Oceanología, y dentro de ese marco de referencia se inició la búsqueda para sustituir al Francisco de Ulloa.

Daniel Loya recuerda que la búsqueda se realizó a nivel mundial y a finales de 2012 se concluyeron las negociaciones para la adquisición del nuevo buque oceanográfico con una larga trayectoria en expediciones científicas en todo el mundo: Alpha Helix.

Refirió que el Alpha Helix fue puesto en servicio en 1966 para ser usado por Scripps, instituto de oceanografía estadounidense; en 1980, el buque comenzó a ser utilizado por la Universidad de Alaska y se dedicó hasta 2007 a hacer investigación de tipo biológico.

Posteriormente, fue vendido a una empresa naviera que brinda servicios múltiples, la que lo tuvo en operación y actualización.

“Cuando se fueron a hacer las pruebas, el buque estaba en las costas de Sudamérica, y cuando fue entregado a CICESE en febrero de 2013, nos dimos a la gran tarea de acondicionarlo para las necesidades de la institución”, comentó Daniel Loya.

Resaltó que entre las ventajas del Alpha Helix sobre el Francisco de Ulloa, está el incremento de su capacidad de 17 a 25 personas, además de que cuenta con más áreas de laboratorios y de trabajo en cubierta.

Sus capacidades técnicas en cuanto a equipo oceanográfico, instrumentación electrónica y autonomía del barco se duplicaron, así como su alcance en profundidad para la obtención de muestras, que pasó de dos mil 500 a cinco mil metros.

Relevancia de las mediciones

Las inversiones que hace el CICESE en el Departamento de Embarcaciones Oceanográficas no son casualidad, pues la institución conoce las ventajas de contar con las herramientas necesarias para hacer observaciones en el mar.

Para Edgar Pavía López, director de la División de Oceanología del CICESE, las inversiones en observaciones ambientales reditúan con datos para elaborar programas de prevención y aprovechamiento del océano.

Indicó que una de las principales investigaciones para las que se ha recurrido a los buques oceanográficos es el programa de monitoreo oceánico Investigaciones Mexicanas de la Corriente de California (Imecocal), cuyo campo de estudio abarca desde la frontera con Estados Unidos hasta finalizar la península bajacaliforniana.

Imecocal es un programa interinstitucional iniciado hace más de una década en colaboración con Estados Unidos e implica la realización anual de hasta cuatro cruceros en buque; recientemente se llegó al crucero número 58.

“Hay mucha colaboración y mucho interés en estas investigaciones porque para las pesquerías no hay frontera, pero principalmente el trabajo está haciéndose por mexicanos y el grupo más fuerte está en CICESE. Las observaciones contemplan desde colección de huevecillos de peces, hasta mediciones de oceanografía física como salinidad, oxígeno, etcétera”, explicó Pavía López.

Consideró imprescindible el estudio de los océanos mexicanos, principalmente por sus implicaciones en el clima, pero sobre todo estimó necesario que sean investigadores mexicanos quienes estén a cargo de este tipo de mediciones.

Operatividad y logística

Para que un investigador pueda realizar un crucero a bordo del Buque Oceanográfico Alpha Helix, es necesario seguir un protocolo establecido por el CICESE y ejecutado en conjunto por los investigadores solicitantes y el DEO.

En entrevista, el coordinador de operaciones del Departamento de Embarcaciones Oceanográficas, Juan Carlos Leñero Vázquez, explicó que anualmente se publica una convocatoria para recibir propuestas de las instituciones interesadas en utilizar el buque, ya que los cruceros se programan el año previo a su realización.

“Generamos la convocatoria de barco, recopilamos todas las solicitudes que recibimos y de forma interna hacemos un borrador de nuestro calendario de operaciones, tratando de atender a la mayor cantidad de usuarios posible y optimizar recursos”, detalló.

El borrador del calendario de operaciones que elabora el departamento, considerando los solicitantes que se postulan durante la convocatoria, es evaluado por un comité integrado por personal científico del CICESE, quienes definen los proyectos finales que tendrán acceso al buque.

Con un mes de anticipación a la fecha de su crucero, los investigadores deben tener listo el plan que indica las zonas de estudio que visitarán, así como los tiempos, que pueden ir desde horas hasta más de 30 días.

Una vez a bordo del buque, los investigadores solamente se concentrarán en realizar sus mediciones y trabajo de campo planeado, mientras que la tripulación y el equipo del departamento que se encuentra en tierra se encargarán de que el viaje sea seguro y que no haya contratiempos de logística para hacer las observaciones.