Emotivo mensaje del Inmortal Mariano Rivera

COOPERSTOWN, Nueva York. Emotiva fue la ceremonia de inducción al Salón de la Fama del Beisbol, en donde muy a su estilo como cuando era lanzador, Mariano Rivera apareció al último para cerrar las puertas y llevarse otro salvamento.

Al segundo beisbolista de Panamá en ser exaltado al Salón de la Fama le correspondió el último de los seis discursos de aceptación, y cerrar fue su especialidad.

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“¡Mariano! ¡Mariano! ¡Mariano!”. Su nombre retumbó en una tarde soleada en Cooperstown, la pequeña localidad en el norte de Nueva York que alberga el museo de los inmortales del béisbol.

“No entiendo el por qué siempre tengo que ser el último”, dijo Rivera al dirigirse el domingo a la multitud que aguardó para darle la ovación más fuerte de la ceremonia. “Supongo que ser el último es especial”.

En el podio, tal y como lo pronosticó, el excerrador de los Yanquis de Nueva York tuvo que esperar para que los vítores de su nombre se apaciguaran antes de dar su discurso, en el que dedicó un pasaje en español para sus compatriotas panameños y Puerto Caimito, el pueblo pesquero donde nació.

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“A todo el pueblo panameño, a todo el fanático latinoamericano, esto es de ustedes”, señaló Rivera, líder histórico de salvamentos con 652. “Gracias, los amo mucho de una manera especial. Dios le bendiga de gran manera. Gracias por permitirme crecer en esa república hermosa”.

A Mariano lo acompañaron Andy Pettite, Derek Jeter y el receptor Jorge Posada, todos parte importante de los cinco títulos que conquistaron en Series Mundial..

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Su elección fue histórica al convertirse en el primer jugador con un respaldo unánime por parte de la Asociación de Cronistas de Béisbol de Norteamérica –recibió 425 votos.

Trece veces convocado para el Juego de Estrellas, Rivera lideró la Liga Americana en salvamentos en tres temporadas y acumuló 40 o más en nueve ocasiones, un récord que comparte con Trevor Hoffman, otro miembro del Salón de la Fama.

Rivera, quien se une a Rod Carew como los únicos panameños en Cooperstown, describió en su discurso que de niño quería ser futbolista y que idolatraba a la leyenda Pelé.

“Pero mis habilidades me empujaron el béisbol”, aseveró Rivera.

Entre los presentes estaba el presidente panameño Laurentino Cortizo y otra gloria del deporte de su país, el multicampeón de boxeo Roberto Durán.

Rivera dio las gracias a sus padres, su esposa Clara y sus tres hijos, así como al fallecido dueño de los Yanquis George Steinbrenner.

También mencionó a Joe Torre, el manager de los Yanquis que le designó como su cerrador en 1997.

Rivera encabezó a un grupo de seis nuevos miembros del Salón de la Fama que incluyó al también cerrador Lee Smith y al pitcher Mike Mussina, excompañero suyo Mike Mussina. Los otros fueron el extinto lanzador Roy Halladay, y los bateadores designados Edgar Martínez y Harold Baines.

Con información MLB