El aumento a la gasolina perjudicó a la población en general, y tratar de suavizar el problema mediante la aplicación de un supuesto estímulo fiscal –que hasta el momento sólo ha traído la cómica disminución de un centavo– tiene inconforme tanto a ciudadanos, como a las mismas gasolineras; sobre todo después de la baja al poder adquisitivo, raíz de los previos aumentos.
Por lo anterior hay riesgo de cierre de estaciones de servicio en la región, aseveró Alejandro Borja, consejero de la Asociación de Propietarios de Estaciones de Gasolina de Tijuana, afirmó que el gobierno ha dejado de pensar en el beneficio de la ciudadanía, y que únicamente les interese su propia ganancia.
Con un solo proveedor, las decisiones son unilaterales pues no hay competencia. Las gasolineras continúan sin recuperar sus ventas debido a la fuga de consumidores, al tiempo que la ciudadanía intenta utilizar lo menos posibles sus automóviles.
El precio preferente que las gasolineras recibían en la frontera para poder competir con el vecino país ya no es aplicado, cosa que tiene en descontento al sector gasolinero, quienes exigen que el programa de homologación regrese a la normalidad.
