En los deportes sociales, se trata de la camaradería, no de la competencia

NUEVA YORK En un campo de kickball improvisado en el National Mall en Washington, D.C., Jacquelyn Keenan vitoreó cuando uno de sus compañeros de equipo pateó una pelota de caucho al aire y salió corriendo hacia la primera base.

Se unió a este equipo hace tres años, justo después de mudarse a Washington. Keenan, de 26 años de edad y analista financiera, disfrutaba los deportes en la universidad. “Así fue como conocí a muchos de mis amigos en la universidad”, dijo, “así que pensé que lo probaría aquí”.

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Keenan se unió a una liga de kickball mixta operada por DC Fray y se convirtió en participante en la creciente industria de los deportes sociales. DC Fray la subsidiaria local de United Fray es una de docenas de empresas de deportes sociales con fines de lucro iniciadas en todo Estados Unidos en la última década.

Estas compañías organizan equipos para una amplia gama de deportes. La mayoría de las ligas son mixtas. La diversión, no la competencia, es la prioridad, y una visita a un bar después es casi obligatoria.

La Asociación de la Industria Social y Deportiva dijo que sus 65 compañías miembros tuvieron ingresos de unos 66 millones de dólares en 2015, los datos más recientes disponibles, con 1.2 millones de participantes en sus ligas. (El número de jugadores individuales es más pequeño que eso: si alguien juega en la liga del fútbol y en la liga del balón quemado, por ejemplo, se le cuenta dos veces.)

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Las ligas de deportes para adultos han existido durante mucho tiempo, por supuesto. Las empresas y comunidades organizan equipos de softball, carreras, basquetbol, fútbol, tenis, fútbol americano y otros deportes. Muchas ligas tradicionales son para personas de un mismo sexo y bastante competitivas.

Las ligas de deportes sociales, por el contrario, generalmente atienden a personas como Keenan, que se inscriben solas o con un pequeño grupo de amigos. La mayoría de las ligas son neutrales en género. “Uno llega a conocer a muchas personas”, dijo. “No es súper competitivo, y el kickball es un deporte muy accesible”.

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Robert Herzog fundó la compañía de deportes sociales ZogSports con una liga de fútbol americano de toque en Manhattan en 2002. Por poco se salvó de estar en su oficina en el piso 96 de la torre norte del World Trade Center el 11 de septiembre. En los meses siguientes, reevaluó su vida y creó la liga con el objetivo de crear comunidades divertidas y solidarias.

La mayoría de los participantes buscan una experiencia social. “Todo se trata de que uno cree una conexión personal con otras personas”, dijo.

Como Keenan, la mayoría de la gente que se inscribe para ligas de deportes sociales hoy son profesionistas urbanos veinteañeros y treintañeros.

Jean Twenge, profesora de sicología en la Universidad Estatal de San Diego, dijo que los veinteañeros hoy tenían menos probabilidad de estar casados o vivir con una pareja que en generaciones anteriores, así que tenían menos conexiones sociales y estaban buscando más formas de hacer amigos.

Muchas personas se sienten atraídas hacia la estructura de los deportes sociales, dijo. “Jugaban en ligad deportivas estructuradas, realizaban actividades estructuradas de niños”, explicó.

Y después de dejar la universidad, esa estructura clases, actividades intramuros y deportes de clubes y otras de esas actividades desaparece. “Esa puede ser una transición muy difícil, y los deportes sociales pueden ayudar a llenar el hueco”, dijo Twenge, que es autora de “Generation Me: Why Today’s Young Americans Are More Confident, Assertive, Entitled and More Miserable Than Ever Before”.

El creciente interés en los deportes sociales está alimentando la expansión entre las compañías jóvenes y antiguas por igual. ZogSports tenía 125,000 participantes en seis ciudades el año pasado. Chris Hastings, presidente de Chicago Sport & Social Club, dijo que 75,000 personas participaban en sus ligas en Chicago y otras 20,000 en Dallas, Texas. Su compañía también ha adquirido un grupo que organiza ligas sociales para estudiantes universitarios.

Chris Giebner y su esposa, Tracey, son dueños de Tampa Bay Club Sport, que está ampliándose más allá de los millennials. Su empresa ofrece ligas destinadas a jugadores mayores y ligas juveniles que atienden a niños desde los tres a los 17 años con la esperanza de que conforme los estudiantes se hagan mayores se queden con su empresa.

Hace cinco años, en Kansas City, Missouri, cuando Luke Wade, un programador de software, no pudo encontrar una liga deportiva en el corazón de la ciudad, empezó la suya propia. El primer año, se inscribieron casi mil personas con su compañía, KC Crew. Seis años después, la compañía es su empleo de tiempo completo, y espera que este año más de 6,000 personas terminen jugando en ligas que incluyen fútbol americano bandera, tenis y ese deporte de cantantes, el karaoke.

“Kansas City ha hecho un gran trabajo atrayendo a compañías tecnológicas y a millennials al corazón urbano de la ciudad”, dijo Wade. El crecimiento ha creado tanta demanda de ligas deportivas que él está trabajando con el departamento de parques de la ciudad para encontrar más campos cercanos para jugar.

En la liga de Keenan, no se hace mucho énfasis en ganar. Los partidos pueden ser divertidos, sin embargo. Durante ese partido reciente, pocos jugadores estaban siquiera conscientes del marcador: Kickers Gonna Kick perdió por seis carrera ante su oponente, los Free Ballers. La derrota provocó algunas risas mientras los jugadores se abrazaban y luego cruzaban el Mall juntos hacia un bar.

Jim Rendon
© 2017 New York Times News Service