En Portland, un raro puesto de avanzada para los fanáticos incondicionales de Saab

PORTLAND, Oregon ⎯ Montó el encendido en la consola central al lado del conductor. Una vez probó reemplazar los volantes con palancas de control. Sus primeros autos solo estaban disponibles en verde. Saab, más que la mayoría de los fabricantes de autos, se enorgullecía de hacer autos que eran un poco inusuales.

Así que tiene sentido que una de las últimas concesionarias de Saab en Estados Unidos esté en una ciudad con el lema “Mantengamos a Portland raro”.

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El fabricante de autos sueco se declaró en bancarrota en 2011 y no ha producido un auto nuevo desde entonces, dejando un número cada vez más pequeño de puestos de avanzada para los fanáticos de los autos extravagantes de la compañía. Garry Small Saab, un negocio familiar con sede en Portland, es uno de ellos; y le está yendo bien, muchas gracias.

“Vendemos unos cuantos Saab. Trabajamos en unos cuantos Saab. Dar servicio a los Saab nos va a hacer seguir en operación muchísimo tiempo más”, dijo Garry Small.

No siempre pareció así. Años de ventas declinantes, agravados por una gama obsoleta, cobraron un precio al fabricante de autos. Una compañía de súper autos holandesa, Spyker, trató de revivir la marca Saab después de comprarla en 2010, pero la audaz medida no funcionó y la producción terminó poco después.

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Eso dejó a los concesionarios de Saab como Small atascados con autos que, dijo, eran “virtualmente invendibles”, ya que sus garantías no tenían valor. “Fueron tiempos difíciles, por un par de años”, dijo.

Afortunadamente para los leales seguidores de Saab ⎯ y para Small ⎯, las refacciones siguen estando disponibles para todos los modelos, excepto los verdaderamente clásicos. Esa operación de mantenimiento, junto con las ventas de Saab usados así como otros varios sedanes y SUV de modelos antiguos de otras marcas, han mantenido al negocio en marcha.

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Para los entusiastas de Saab ⎯ o “saabistas” ⎯, entrar en la sala de exhibición de Small es como remontarse en el tiempo.

Recuerdos de la compañía llenan hileras de estantes, carteles y letreros de Saab cubren las paredes, y los autos Saab usados están a la espera de que su siguiente dueño se los lleve a casa. Small incluso conserva un Saab 92 1954 anaranjado en la sala de exhibición. No funciona, pero él dice que es una de las únicas dos versiones que quedan en Estados Unidos, y sirve como tema de conversación.

La marca quizá tenga fama por su extravagancia, pero Small dice que su atractivo está arraigado en características más básicas. “Están muy bien diseñados, son grandiosos al conducirlos, los asientos son cómodos y son geniales en la nieve”, dijo.

Saab fue establecida en vísperas de la Segunda Guerra Mundial como un fabricante militar, y cambió a la producción de vehículos al concluir el conflicto.

Rápidamente ganó fama por hacer las cosas a su manera; sus orígenes estaban en los sectores aeroespacial y militar, así que sus vehículos a menudo reflejaban un enfoque radicalmente diferente a la fabricación de autos.

El primer vehículo en forma de gota de Saab, el 92, usaba un motor de dos tiempos pequeño pero dinámico, el cual requería una combinación de gasolina y aceite para alimentar las cámaras de combustión. La empresa también fue de las primeras en adoptar la transmisión delantera, lo cual ayudó a reducir costos y mejoró el manejo en climas malos. También adoptó el motor turbocargado y empleó la aerodinámica para mejorar la velocidad y la eficiencia en el uso de combustible.

A lo largo de los años, Saab ganó fama por sus exteriores distintivos y sus rarezas de ingeniería, lo que hizo que la compañía consiguiera seguidores fieles en todo el mundo. Las ventas de la compañía en Estados Unidos alcanzaron su apogeo en 1986, con poco más de 48,000 unidades.

Garry Small remonta su relación con Saab a ese mismo año.

Para ese entonces, él había estado en la industria automovilística durante casi un cuarto de siglo, trabajando en Pacific Car Sales, una concesionaria de Portland especializada en marcas importadas como Datsun ( que se convertiría en Nissan), Triumph y Volvo. Incluso vendía Amphicars, vehículos alemanes anfibios capaces de funcionar en tierra y en el agua.

Small estableció su propia concesionaria, atendiendo al inicio exclusivamente a autos Volvo, a principios de los 70. La siguiente década, compró otra concesionaria y se amplió para cubrir a ambas marcas suecas. Con el tiempo, el lado de Volvo del su negocio se redujo a favor de los Saab.

A lo largo de los años, Saab empezó a dominar su trabajo, por no mencionar su pasión automovilística.

Cuando se le preguntó si se sintió más atraído por una marca que por la otra, soltó una risita. “Soy más un tipo de Saab ahora”.

“Simplemente sentí que la ingeniería de Saab era mucho más avanzada que la de Volvo”, dijo Small. “Como Saab era un auto con transmisión delantera desde siempre, simplemente funcionaban mejor en la nieve y el hielo”.

Su Saab favorito es el 9-5 2011, y una versión gris acero que cuenta con un motor V-6 turnocargado y con transmisión en las cuatro ruedas es su auto personal.

Una reseña de The New York Times del vehículo llamó al 9-5 “un auto que uno quiere amar”, pero también uno que se rezagaba tras sus rivales en términos de comodidad de manejo y refinamiento de chasis.

Sin embargo, sus líneas sutiles también han envejecido, y uno en Garry Small Saab captó la atención de Nanci Main, una restaurantera recientemente retirada en Ocean Park, Washington. Viajó tres horas para la prueba de manejo de un sedán 9-5 Aero 2010.

“Este es mi quinto Saab y el Aero es el que más me gusta”, escribió en un correo electrónico de seguimiento. Compró el auto y ahora planea convertir “en realidad las fantasías de viajes por carretera en un Saab”.

“Soy sueca y amo las cualidades suecas del Saab”, dijo, describiéndolo como “fuerte, poderoso, seguro, único y elegante”.

Lanzado en 2010 el sedán de lujo 9-5 no obstante resultó ser el canto del cisne de Saab.

Pese a la desaparición del fabricante de autos, la atención de Garry Small Saab se sigue centrando mucho en la marca. Small dice que muchos de sus antiguos clientes, algunos de cuales han cambiado su lealtad hacia marcas de lujo alemanas, rutinariamente le dicen cuánto extrañan el carácter especial de un Saab.

En cualquier momento, Small tiene un inventario de entre 15 y 20 vehículos Saab usados; la mayoría son comprados localmente, por recomendación de boca en boca, gracias a su extensa experiencia y reputación en el mundo de Saab.

“Nos mantiene realmente ocupados”, dijo.

Nick Kurczewski
© 2017 New York Times News Service