Un frustrado levantamiento militar, violentas protestas en toda la capital y planeadas marchas nacionales encabezadas por una oposición envalentonada; el asediado presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha sobrevivido a amenazas a su poder antes, pero esta semana podría ser la más difícil hasta ahora.
Maduro, quien en agosto pasado sobrevivió a un audaz intento de asesinato con un avión no tripulado, preside una crisis económica y social paralizante, y justificadamente ve amenazas de todos lados.
A primeras horas del lunes, 27 miembros de la guardia nacional fueron arrestados luego de un presunto intento de organizar un levantamiento, en señal de que podría estar perdiendo el respaldo de los militares, considerado durante mucho tiempo como el agente de poder en Venezuela.
Horas más tarde, los disturbios violentos sacudieron los barrios de la clase trabajadora en Caracas, una vez que fueron la base del apoyo de Maduro.
Residentes enojados incendiaron barricadas mientras las fuerzas de seguridad lanzaron gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes que protestaban contra el aumento de los precios y los bajos salarios.
“Esta situación es insoportable”, dijo Eduardo Solano, un joven científico informático que salió a la calle en su vecindario Diego Lozada. “No importa si gana bolívares o dólares, no es suficiente”.
Solano y sus compañeros manifestantes se dispersaron alrededor de la medianoche, cuando las pandillas armadas leales al gobierno, conocidas como colectivos, llegaron y dispararon al aire, dijo.
Para la mañana del martes, el vecindario estaba cubierto de escombros, y las carreteras estaban cubiertas de marcas de quemaduras. Aunque los funcionarios no hicieron declaraciones sobre las protestas, los vigilantes locales informaron que la guardia nacional había desplegado tanques para sofocar un disturbio en El Valle, otro vecindario.
El levantamiento frustrado y la violencia callejera se produjeron antes de las marchas de oposición a nivel nacional contra Maduro, planeadas para el miércoles.
Venezuela, rica en petróleo, está sumida en la agitación económica y política, y la hiperinflación hace que la moneda bolívar sea prácticamente inútil. La escasez de alimentos básicos y medicamentos básicos es rampante, mientras que la delincuencia es generalizada. Más de 3 millones de venezolanos han huido, causando consternación en todo el continente.
