La escasez de alimentos alimenta el descontento en Venezuela

En medio de una desesperada escasez de alimentos, los venezolanos están adquiriendo nuevas habilidades de supervivencia.

En la noche del 9 de enero, por ejemplo, una muchedumbre hambrienta tardó solo 30 minutos en limpiar una tienda de abarrotes en la ciudad oriental de Puerto Ordaz. Cuando el propietario, Luis Felipe Anatael, llegó a la bodega que había abierto cinco meses antes, los saqueadores habían arrastrado todo, desde fiambres hasta ketchup y cajas registradoras.

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“Te hace querer llorar”, dijo Anatael en una entrevista telefónica. “Creo que nos dirigimos al caos”.

La evidencia de su predicamento se puede encontrar en pueblos y ciudades de todo Venezuela que han sido afectados por un estallido de saqueos y violencia callejera. Enojados por los estantes vacíos de los supermercados y por los precios de los alimentos en alza, algunas personas están irrumpiendo en almacenes, saqueando camiones de comida e invadiendo granjas periféricas.

Durante los primeros 11 días de enero, el Observatorio Venezolano para el Conflicto Social, un grupo de derechos de Caracas, registró 107 episodios de saqueo y varias muertes en 19 de los 23 estados de Venezuela.

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Ha habido incidentes previos de saqueo, pero los analistas temen que la ola actual pueda persistir en medio de la caída económica de Venezuela.

El presidente Nicolás Maduro culpa a los problemas del país de una “guerra económica” contra su gobierno por derechistas e intereses extranjeros.

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Pero sus críticos dicen que su gobierno ha interrumpido la producción nacional de alimentos mediante la expropiación de granjas y fábricas. Mientras tanto, los controles de precios diseñados para hacer que los alimentos estén más ampliamente disponibles para las personas más pobres han tenido el efecto opuesto: muchos precios se han establecido por debajo del costo de producción, lo que ha obligado a los productores de alimentos a dejar el negocio.

Mientras tanto, el gobierno tiene menos efectivo para importar alimentos debido a su mala gestión del sector petrolero, donde la producción ha caído a un mínimo de 29 años. La hiperinflación y el colapso de la moneda han puesto los precios de los productos alimenticios disponibles en el mercado negro fuera del alcance de muchas familias.

Con información de The Guardian