Eugenia Iturriaga Acevedo: mirada antropológica al racismo en Yucatán

Mérida, Yucatán – Cómo opera el racismo en México y qué papel tienen las élites en este fenómeno, constituye uno de los cuestionamientos que han guiado el trabajo de Eugenia Iturriaga Acevedo, profesora investigadora de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), quien obtuvo el premio Fray Bernardino de Sahagún del Instituto Nacional de Antropología Historia (INAH) como resultado de su tesis doctoral en el año 2011.

En entrevista la investigadora describió que su interés por estos temas surgió a raíz de los diversos estudios que realizó en torno al indigenismo en México, la construcción del estado nacional y el papel de los antropólogos. “Para mí leer a Alicia Castellanos fue absolutamente inspirador, ella es una de las pioneras en el tema”.

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Para Iturriaga Acevedo, doctora en antropología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), miembro con nivel Candidato del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y coordinadora del grupo de trabajo Racismo y pueblos indígenas de la Red Integra, en nuestro país el racismo se manifiesta de manera preponderante hacia los pueblos indígenas y afrodescendientes, y parte de esto deriva de un discurso nacionalista que invisibiliza este fenómeno bajo la idea de que los mexicanos somos el resultado del mestizaje.

Estudiar las élites desde la antropología

Radicada en Yucatán desde 1998, la investigadora se propuso estudiar las manifestaciones del racismo no entre los grupos comúnmente considerados como vulnerables, sino desde las élites. Para la especialista, las élites son poco estudiadas por la antropología debido, en gran medida, a que los antropólogos suelen centrarse en la otredad; además de la dificultad que representa ser aceptado por estas.

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“Yo creo que para entender las desigualdades en que vivimos no solamente hay que estudiar la pobreza sino también la riqueza; mis investigaciones han buscado mostrar algunos de los mecanismos mediante los cuales se construye y opera el racismo hacia la población maya en la ciudad de Mérida”, apuntó.

Para esto, la investigadora ha buscado responder cuestionamientos sobre cuáles son las imágenes del maya y de lo maya producidas por las élites yucatecas y reproducidas en el imaginario social, qué visión tienen las élites sobre sí mismas, qué papel juega el color de la piel, cuáles son los estereotipos y prejuicios que ha tenido y tiene la élite yucateca hacia los mayas y, finalmente, en qué espacios concretos se manifiestan y visualizan prácticas racistas.

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Desde la disciplina antropológica, el racismo ha sido un tema difícil de abordar por las implicaciones que presenta el método etnográfico. Estudiar el racismo, señaló Iturriaga Acevedo, puede ser una tarea complicada si consideramos que para muchas personas ser racista es algo incorrecto y sancionado por la sociedad, por lo que muchas veces tanto los racistas o discriminadores como los racializados o discriminados tienden a disimular o encubrir su papel en este proceso.

Ante esta complejidad, el estudio del racismo y de las élites requiere de técnicas de investigación imaginativas y de acceso a entrevistas con personas clave. Asimismo, la investigadora se aproximó a este fenómeno a través del análisis de discursos en la prensa, la televisión y espacios de convivencia social donde se manifestaban abiertamente los discursos racistas.

Discursos racistas en prensa y televisión

En el año 2010, Iturriaga Acevedo realizó diversos análisis de discursos de la prensa con el fin de conocer dónde se hacía mención de la población maya y en qué contexto aparecía. “En el tiempo que realicé este estudio nunca hubo una foto de una persona con apellido maya en primera plana con prestigio social. Si aparecía una foto de una persona con apellido maya en primera plana, o bien era delincuente o era muy pobre”, apuntó la antropóloga.

Entre las columnas editoriales de los periódicos de la región, solo un porcentaje mínimo era firmado por personas con apellido maya, y usualmente estaban relacionadas con temáticas de tradiciones y mitos.

Posteriormente, Iturriaga Acevedo retomó la teoría poscolonialista de Homi K. Bhabha —quien señala que la fuerza de los estereotipos está en la repetición, aun cuando las coyunturas históricas y discursivas se transformen— para estudiar hasta qué punto los estereotipos de los indígenas mayas definidos en el siglo XIX se continúan repitiendo en la actualidad. Para ello analiza una serie cómica de televisión local Los Pech, una familia de verdad.

“Las coyunturas históricas cambiaron y los formatos de escritura del siglo XIX no tienen nada que ver con el programa de televisión del siglo XXI, pero los estereotipos de ser flojo, mentiroso, borracho, lujurioso, están presentes, es una manera de hacer que esas actitudes parezcan normales”, expresó.

Diferenciación y exclusión en los antros de las élites

Con el apoyo de May Wejebe Shanahan y Jimena Rodríguez Pavón —quienes eran pasantes de la licenciatura en antropología social—, Eugenia Iturriaga realizó un trabajo etnográfico en los antros nocturnos concurridos por las élites de Yucatán. “Lo que nosotros damos cuenta es cómo se tiene naturalizada una manera de ver el mundo, donde el otro se torna peligroso, hay que mantenerlo alejado y, en el caso de los antros, esto es fuerte porque la otredad se mira con mucha desconfianza”, apuntó la investigadora.

En un primer momento, se dedicaron a observar las formas en que los jóvenes se comportan en los antros, la forma de entrar, vestirse, caminar e incluso de saludar. La segunda etapa del trabajo consistió en realizar entrevistas en cafeterías con los jóvenes que asistían a estas discotecas, así como con cadeneros, reporteros y fotógrafos de revistas de sociales.

“En los antros se marcan fronteras y diferenciaciones muy claras a través de los espacios: hay días en los que solamente pueden entrar chicos de cierto grupo y se niega la entrada a otros que pueden tener un capital económico igual o mayor, pero no pertenecen a los mismos círculos”, apuntó la investigadora.

Para Iturriaga Acevedo, este tipo de fenómeno clasista va de la mano con el racismo en México, pues ideas como “tener cara de naco o de indio” forman parte por igual en los discursos de exclusión. “En México hay una relación muy estrecha entre racismo y clasismo, donde muchas veces el racismo está encriptado y hay que descifrarlo”, apuntó.

Racismo, turismo y pueblos indígenas

En los últimos tiempos, Eugenia Iturriaga se ha dedicado a conocer cómo se presenta el racismo hacia los pueblos indígenas a través de las prácticas de turismo. Recientemente, analizó —junto con el investigador de la Uady, Yassir Rodríguez— el proyecto de desarrollo de la Comisión Nacional para el Desarrollo de Pueblos Indígenas (CDI) en el municipio de Ek Balam, donde se refleja el racismo en el trato a los pueblos indígenas y en la forma en que se ejecutan las capacitaciones que estos reciben para la administración hotelera.

Con el apoyo de Investigación Básica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la autora participa en el proyecto La razón cultural en el capitalismo contemporáneo. Un análisis comparativo sobre las representaciones y estereotipos culturales en México y América Latina dirigido por Ricardo Pérez Monforte, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).

Al respecto, Iturriaga Acevedo señaló que el proyecto estudia cómo la cultura está siendo utilizada como explicación de la situación de pobreza de una comunidad, invisibilizando las desigualdades e injusticias del sistema económico en razón de una “cuestión cultural”.

Actualmente, la autora prepara la edición del libro Las élites de la ciudad blanca: discursos racistas sobre la otredad, con prólogo a cargo de Alicia Castellanos Guerrero, y trabaja con dedicación como docente de la licenciatura en antropología social y el doctorado en ciencias antropológicas de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Uady.