España ha dado un paso más para enfrentar el legado de la guerra civil luego de que el gobierno aprobara la exhumación de los restos de Francisco Franco, que se encuentran en el mausoleo del Valle de los Caídos, cerca de Madrid, desde su muerte en 1975.
El consejo de ministros votó a favor de la medida, a la que se opusieron los partidos Popular y Ciudadano de derecha. Sin embargo, el decreto solo necesitaba una mayoría simple para aprobar. El partido socialista del primer ministro, Pedro Sánchez, el izquierdista Podemos y los partidos nacionalistas catalán y vasco votaron a favor.
El decreto significa que después de una disputa que durará muchos años, la remoción de los restos del ex dictador continuará, probablemente a finales de este año, a pesar de la oposición de la familia de Franco.
Su nieto, Francisco Franco Martínez Bordiú, dijo: “El gobierno ha tomado esta decisión oportunista, cobarde y vengativa. Esto es solo un truco para ganar votos para la izquierda “.
Pablo Casado, el líder del Partido Popular, que surgió del ala reformista del antiguo régimen de Franco, criticó a Sánchez por “reabrir viejas heridas” en un esfuerzo por “encubrir el hecho de que es incapaz de gobernar”.
El partido Ciudadanos, que se enfrenta cara a cara con el Partido Popular para el voto de la derecha, también criticó la medida.
“Parece que algunos quieren regresar a las batallas fratricidas entre rojos y azules, de confrontación y división, que es lo que le gusta a la política bipartidista”, dijo Albert Rivera, el líder del partido. Afirmó que este tipo de política era tan obsoleto como “escuchar música en cassette o vinilo”.
Mientras que la oposición argumentó que la decisión solo reabriría viejas heridas, estas nunca han sanado a millones de españoles.
