Astrónomos registran la explosión de energía más alta jamás medida

Cuando las gigantescas estrellas se quedan sin combustible, colapsan bajo su propia gravedad y, en un último momento, envían una explosión de energía y materia en las explosiones más violentas que se conocen en el universo.

Ahora los astrónomos han descubierto que estos eventos cataclísmicos, conocidos como explosiones de rayos gamma, liberan aproximadamente el doble de energía de lo que se pensaba anteriormente.

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El replanteamiento se produce después de que un equipo internacional registró una observación récord de la radiación de mayor energía jamás medida a partir de explosiones de rayos gamma.

“Estas son las energías más locas emitidas: los eventos electromagnéticos más intensos conocidos en el universo”, dijo Razmik Mirzoyan, astrofísico del Instituto Max-Planck de Física en Munich y portavoz de los principales telescopios Cherenkov (Magia) de Imágenes Gamma Atmosféricas. La Palma “Ahora resulta que estas explosiones de rayos gamma son aún más poderosas que eso”.

El descubrimiento fue posible gracias a un sistema de alerta exquisitamente coreografiado que permitió que más de 20 telescopios terrestres registraran simultáneamente el mismo evento.

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Los estallidos de rayos gamma ocurren en el cielo aproximadamente una vez al día y un estallido típico libera tanta energía en pocos segundos como lo hará el sol en toda su vida de 10 mil millones de años.

Se cree que son el resultado de estrellas gigantescas, 30-50 veces la masa del sol, colapsando bajo su propia gravedad cuando se quedan sin combustible. En este punto, se transforman en un agujero negro o una pequeña y densa estrella de neutrones y, en el proceso, expulsan chorros de radiación y materia a la velocidad de la luz.

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La emisión del chorro inicial dura solo unos segundos, pero se puede observar un resplandor posterior, que ocurre cuando el chorro se desacelera en el medio interestelar circundante, durante horas después del evento. El 14 de enero, un telescopio espacial de la NASA detectó el destello inicial de una explosión de rayos gamma, que en cuestión de segundos envió una alerta a instrumentos terrestres más potentes.

El par de telescopios mágicos en La Palma se encontraban entre los que habían sido programados para abandonar automáticamente cualquier observación en el caso de tal alerta y apuntar al cielo correcto. La tripulación de tierra se tomó por sorpresa cuando los telescopios de 64 toneladas giraron por sí mismos y comenzaron a observar un evento desconocido, solo 58 segundos después de que el instrumento de la NASA lo registrara, lo que le permitió hacer una detección sin precedentes.

Con información de The Guardian