Hace medio siglo, los científicos de la NASA lanzaron un mapa al espacio que contiene la posición de la Tierra para que la encuentren los extraterrestres, pero no siempre será exacto.
Sin embargo, la hija del hombre que hizo ese mapa se asegura de que el próximo siga siendo preciso no solo durante unos pocos millones de años, sino durante mil millones de años.
En diciembre de 1971, la NASA se estaba preparando con entusiasmo para lanzar la cápsula Pioneer 10 que no solo estudiaría a Júpiter por primera vez, sino que establecería un camino para salir deL sistema solar.
Como Pioneer 10 probablemente sería el primer objeto hecho en la tierra descubierto por extraterrestres, el astrofísico estadounidense Carl Sagan pensó que deberíamos dejar un mensaje a bordo. Su colega Frank Drake pensó que también debería enviar un mapa a bordo.
Así que a Sagan y Drake se les ocurrió una imagen famosa: un dibujo lineal grabado en una placa de aluminio anodizado en oro que representaba el cuerpo masculino y femenino, con el hombre saludando en lo que con suerte se interpretaría como un gesto de buena voluntad. También representó un diagrama simple de nuestro sistema solar y coordenadas galácticas para la Tierra.
El lanzamiento fue uno de esos momentos en la historia que para muchos bajó el volumen de cosas cotidianas como el mercado de valores, la temporada de elecciones, el año escolar o problemas en el trabajo, el tipo de momento que hizo que personas de todos los ámbitos de la vida se reunieran alrededor y decir “guau, eso fue especial”.
Sin embargo, el método de coordenadas galácticas, aunque brillante en ese momento, que Drake usó para formular la posición de la Tierra, tiene un número limitado de años para funcionar. El método utiliza púlsares: el cuerpo sobrante de una explosión de supernova.
Los púlsares son muy brillantes y giran a velocidades increíblemente rápidas. También se ha teorizado que son los puntos más efectivos para navegar por el espacio, ya que el tiempo de sus rotaciones y la frecuencia de radio que crea su giro son constantes y confiables durante períodos de millones de años.
Solo un puñado de estos púlsares se conocían en la época de Drake y Sagan, por lo que sus opciones eran limitadas. Pero como Nadia Drake, la hija de Frank, explica en su historia para National Geographic, los púlsares se ralentizan con el tiempo, eliminando su eventual utilidad como puntos de referencia.
Cada línea grabada en la placa de oro y aluminio detallaba la ubicación de los púlsares con respecto a la Tierra, mientras que las líneas mismas estaban dibujadas en un código binario que permitiría a cualquier carrera inteligente con carenado espacial calcular la velocidad de rotación de cada uno.
Esto también permitiría a los extraterrestres averiguar cuánto tiempo hace que se envió el mensaje, porque podrían medir la desintegración rotacional del púlsar en años basándose en la velocidad durante 1971 y en el momento en que se encontró el mensaje.
Sin embargo, esto también fue la ruina del mapa, porque la desaceleración inhibiría efectivamente a los extraterrestres de averiguar qué púlsares estaban usando Drake y Sagan.
Uno de los “astrónomos de púlsares más prolíficos” del mundo es también el esposo de Nadia Drake, y pudo usar el mismo método, pero con “púlsares binarios” más consistentes, para dibujar un nuevo mapa que podría decodificarse de manera confiable durante miles de millones de años.
Los púlsares binarios, también conocidos como púlsares de milisegundos, se sientan en órbitas muertas que no cambiarán incluso después de miles de millones de años. Giran mucho más rápido y duran mucho más. Scott Ransom, el esposo de Nadia, también usó púlsares que orbitan la Vía Láctea en lo que se llaman cúmulos globulares.
Orbitando más allá de los confines de nuestra galaxia, los cúmulos globulares son como fábricas de púlsares de milisegundos y brillan maravillosamente a través de los telescopios espaciales. Son lugares fascinantes y actúan como señales mucho mejores para los posibles extraterrestres que buscan nuestro planeta, incluso cuando las posiciones de las estrellas dentro de la Vía Láctea se alteran y cambian.
Finalmente, nuestro concepto de tiempo y distancia sería ajeno a cualquier alienígena, por lo que, al igual que Frank Drake, Ransom incluyó la estructura química detallada del hidrógeno, el elemento más abundante del universo.
Cuando los electrones de hidrógeno cambian la dirección de su giro, liberan una onda de radio. Al comparar la velocidad de la onda de radio con la velocidad de la luz, el mapa ofrece una nueva forma de calcular tanto el tiempo como el espacio que cualquier raza lo suficientemente inteligente como para elegir una nave espacial silenciosa como la Pioneer 10 sería capaz de decodificar.
Con información de Good News Network
