Por fin, la pesadilla terminó

Hace exactamente tres años Jorge Astiazarán rendía protesta como presidente municipal de Tijuana en una ceremonia en la que solo faltó que le diera nombramiento de Jorge Hank Rhon como alcalde de esta frontera. Así de marcada estaba la línea dictada desde el hipódromo para que integrara su equipo, un equipo que cobraba cada quincena en Palacio Municipal pero que recibía instrucciones desde Caliente.

A lo largo de tres años, Tijuana vivió bajo un gobierno que, lo he afirmado, nunca despegó. Nunca desplegó sus alas. Se vio oscurecido desde su propio arranque por la acusación del síndico Arturo Ledesma Romo (otro hampón) de que tendría que repartir el botín de 80 millones de dólares que por concepto de giros negros y de otras lindezas, ingresan sin tocar baranda.

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Durante su fallido trienio, Astiazarán impuso lo mismo a amigos que a compadres, sin importarle que actuaran no solo con inexperiencia sino con soberbia. Alguna vez un amigo secretario de una delegación municipal, me ilustró a esta clase de sujetos: Arturo, estos sienten que “defecan” por arriba del “ano” (tradúzcalo a los términos más vulgares y entenderá la mentalidad de esos imbéciles que se marean arriba de un ladrillo).

Fue el caso de su amigo Alejandro Lares quien encabezó la Secretaría de Seguridad Pública municipal con magros resultados: Tijuana tiene hoy un acumulado de más ejecuciones y violencia que en los años más negros de la inseguridad.

Impuso a compadres como Rodrigo Bustamante Ybarra, quien por su ineptitud y pese al compadrazgo tuvo que ser removido de un cargo donde actuaba como verdadero virrey y de donde no fue expulsado precisamente por sus buenas cuentas.

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Fue un trienio de latrocinio: el ambulantaje creció exponencialmente gracias a las corruptelas de José Antonio Olivas y Gerardo Olivo incluso en zonas vedadas como la Zona Río, la Policía Municipal exprimió a los tijuanenses a más no poder, sus familiares se enriquecieron con la localización de lotes baldíos para registrarlos a su nombre… y por otro lado, le perdonaba a su antecesor Carlos Bustamante su turbio negocio con Sola Basics y las luminarias inservibles, y solo hasta que su gobierno terminó se atrevió a demandarlo por el también sabido negocio de las vallas publicitarias montado para beneficio de su hijo, Carlos Bustamante Aubanel.

En octubre pasado, personal de la Dirección de Catastro del Ayuntamiento de Tijuana comenzó a recibir los citatorios para acudir ante la Sindicatura procuradora a fin de esclarecer las acusaciones de corrupción en contra de su titular, César Antonio Arce Moreno.

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Como se informó en Primer Sistema de Noticias, la Sindicatura procuradora del gobierno municipal de Tijuana giró citatorios al director de Catastro, César Antonio Arce Moreno, por denuncias interpuestas en su contra. El órgano investiga nombramientos irregulares de peritos valuadores que no reunían los requisitos para desempeñar dicho cargo.

Desde fines de 2015 trascendió que Arce y su esposa, familiares directos del presidente municipal Jorge Astiazarán y Elia Manjarrez, habían efectuado negocios en diversos predios de Tijuana, principalmente los de mayor valor.

Los citatorios fueron entregados al personal de la citada dependencia, y será en esta semana cuando los peritos y subalternos de Antonio Arce Moreno comparezcan ante la subdirección de Responsabilidades de la sindicatura municipal.

Concuño o cuñado de Astiazarán Orcí, José Antonio Arce volvió a la dirección de Catastro municipal no obstante haber sido inhabilitado por dos años en el 2008.

Las acusaciones en contra de Arce Moreno, entonces subdirector de Catastro, era el encargado de identificar predios abandonados para reportarlos al gobierno municipal. Sin embargo, el funcionario promovía prescripciones ante el juez para registrarlos como propios.

Bajo el expediente 057/2008, Arce Moreno fue consignado a la autoridad judicial por vender claves y padrones de catastro.

Tras la denuncia de la directora de Catastro en mayo de 2015, Diana Nieto Adame, Arce Moreno fue nombrado por Jorge Astiazarán como titular de la dependencia, pasando incluso por encima de Roberto Sánchez, secretario de Desarrollo Urbano de Tijuana.

El subdirector de Catastro del Ayuntamiento de Tijuana, César Antonio Arce Moreno, fue suspendido indefinidamente, sin goce de sueldo, por presuntos negocios ilícitos aprovechando su función pública.

El regidor Raúl Soria, presidente de la Comisión de Fortalecimiento Municipal, explicó que al parecer el abogado Arce Moreno utilizaba su cargo para conseguir claves catastrales y después promovía juicios de prescripción.

“El subdirector ubicaba claves catastrales sin propietario, y, como es abogado, demandaba la posesión de ese terreno mediante edictos”, explicó el edil panista.

“Como no aparecía nadie, el terreno se podía conseguir hasta en el 10 por ciento de su valor real, el abogado sabía este juego”, dijo el entonces regidor.

Hoy, tanto Astiazarán como Ledesma Romo y toda la gavilla vuelven a ser ciudadanos comunes y corrientes -más corrientes que comunes a decir verdad-, pero más enriquecidos, aunque en las próximas semanas serán blanco del escrutinio con que al interior del equipo de transición se ha dicho que se actuará en torno a las irregularidades detectadas.

Hoy, finalmente, la pesadilla terminó.