Para los paleontólogos, México es un terreno fértil en cuanto a fósiles, y es un país que aún tiene que alcanzar su máximo potencial.
Pero algo de lo que se ha logrado está en la exhibición Dinosaurios Made in Mexico en el museo Planetario Alfa en Monterrey, Nuevo León. Muestra algunos de los descubrimientos realizados a lo largo de los años, especialmente en los confines del norte del país.
Dos personas colaboraron con el museo, el paleontólogo René Hernández Rivera y el paleoartista Luis V. Rey, para volver a dar vida a los titanes de antaño, cerrando la brecha en el tiempo para los habitantes de la misma región geográfica.
Hernández le dijo al periódico Milenio que está convencido de que existe una gran cantidad de fósiles en México.
Durante sus 40 años de carrera, Hernández ha estado involucrado en los principales descubrimientos en su campo, como la expedición de 1988 en Parras de la Fuente, Coahuila, que resultó en el ensamblaje del primer dinosaurio mexicano.
Desde entonces, ha dedicado su carrera a difundir información sobre las nueve especies de dinosaurios únicas que se encuentran en México y otras 20 que, si bien se descubrieron en otros lugares, tienen estrechos vínculos con el país.
Hernández cree que todavía hay mucho trabajo por hacer en términos de investigación y divulgación pública, esfuerzos que deberían ir acompañados de la lucha contra los cazadores furtivos de fósiles.
La obra de Luis V. Rey es más interpretativa que objetiva, porque, aparte de los huesos fosilizados, los artistas como él tienen poco más que algunos indicios de escalas, plumaje, musculatura y colores para imaginar la verdadera apariencia de los dinosaurios.
A través de la colaboración con otros especialistas en el transcurso de 20 años, ahora ofrece una imagen diferente de cómo podrían haber sido los dinosaurios.
Gracias al estudio científico “observamos que era muy posible que los dinosaurios tuvieran una relación con las aves, como se ha aceptado hoy”, dijo el artista e ilustrador.
“Los dinosaurios no eran monstruos”, continuó, “eran criaturas vivientes. Las películas de hoy en día han aprovechado el progreso científico para convertirlas en los iconos monstruosos que el público espera que sean, pero eso tiene que cambiar “.
