Las divisiones entre Donald Trump y otros miembros del G7 en la cumbre de Sicilia se han vuelto tan amplias y profundas que pueden verse obligados a emitir una breve declaración de líderes en lugar de un comunicado completo, liquidando las esperanzas italianas de dar un paso adelante en materia de migración y hambre.
Con el presidente estadounidense aparentemente renuente a comprometerse con los líderes europeos en el G7 por el cambio climático, el comercio y la migración, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, se vio obligado a admitir el viernes que esta sería la cumbre más difícil del G7 en años y que corre el riesgo de que se salga de control.
Trump quiere que los líderes mundiales hagan sólo una breve referencia a la migración, y que se deseche el plan de los anfitriones italianos para una declaración que reconozca los derechos de los migrantes, los factores que impulsan a los refugiados y sus contribuciones positivas.
Los planes italianos – uno sobre el movimiento humano y otro sobre seguridad alimentaria – se fijaron para ser la pieza central de su diplomacia durante la cumbre. Italia había elegido Taormina en Sicilia como lugar para simbolizar la preocupación mundial por la difícil situación de los refugiados procedentes de Oriente Medio y África.
Esperaba que la cumbre terminara el sábado con una audaz declaración de que el mundo, y no solo las naciones individuales, tenía una responsabilidad por la crisis de los refugiados. Se espera que Italia asuma 200.000 refugiados en 2017, mientras que más de 1,300 se han ahogado hasta ahora este año mientras intentan hacer el peligroso cruce desde el norte de África.
Trump mata la esperanza
Los negociadores de Trump presentaron un nuevo texto breve del comunicado final a una reunión preliminar del G7 el 26 de abril y dijeron que estaban vetando el plan italiano de “movilidad humana”, que había sido objeto de cuidadosas negociaciones durante meses.
El nuevo texto, ofrecido por los Estados Unidos, reconoce los derechos humanos de los migrantes, pero afirma “el derecho soberano de los estados a controlar sus propias fronteras y establecer límites claros a los niveles netos de migración como elementos clave de su seguridad nacional”.
También afirma la necesidad de que los refugiados sean apoyados lo más cerca posible de sus países de origen.
Fuentes diplomáticas dijeron que se estaban intensificando las conversaciones para rescatar parte de la agenda italiana sobre migración.
Los funcionarios italianos, enfrentados a pocas opciones, insistieron en que la breve redacción sobre la migración en el borrador representaba un buen compromiso y dijeron que no había ningún problema con los estadounidenses.
Con información de The Guardian
