Gana el “sí” en el crucial referéndum para reforzar los poderes de Erdogan

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, parece encaminado este domingo a lograr una importante ampliación de su poder en un referéndum, en el que el “sí” va por delante del “no”, según un recuento parcial de los votos publicado por los medios de prensa.

Tras el escrutinio del 92% de las urnas, el “sí” encabezaba el resultado con un 52,1% frente al 47,9% del “no”, según la comisión electoral citada por la agencia de prensa gubernamental Anadolu.

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Los colegios electorales, a los que unos 55,3 millones de electores estaban convocados para pronunciarse sobre una revisión constitucional que refuerza el poder presidencial, cerraron a las 17:00 horas locales y el recuento comenzó inmediatamente.

La revisión constitucional prevé en particular la supresión del cargo de primer ministro, en beneficio de un hisperpresidente que concentraría amplias prerrogativas en manos de Erdogan, acusado de deriva autoritaria por sus detractores.

“Si Dios quiere, nuestra nación (…) avanzará hacia el futuro esta tarde escogiendo la opción esperada”, declaró Erdogan después de haber votado en la margen asiática de Estambul, acompañado de su esposa, Emine, de una de sus hijas y de dos de sus nietos. El presidente turco se dio un baño de masas a la salida del colegio electoral.

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En caso de victoria, Erdogan, de 63 años, que superó un intento de golpe de Estado hace nueve meses, podría permanecer en el poder hasta 2029.

Antes de ser elegido presidente, ocupó el puesto de primer ministro entre 2003 y 2014.

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Tras votar en Esmirra (oeste), el primer ministro, Binali Yildirim, aseguró que “el veredicto del pueblo será respetado” sea cual sea el resultado.

“Hoy, se vota el destino de Turquía. Todos nuestros conciudadanos irán a las urnas y votarán de manera responsable”, declaró por su parte Kemal Kiliçdaroglu, el líder del CHP, principal partido de la oposición, después de votar en Ankara.

Durante su mitin el sábado, Kiliçdaroglu comparó el sistema presidencial que defiende el Gobierno con un “autobús sin frenos del que no se conoce el destino”.