GE, la empresa emergente del software

NUEVA YORK _ Quizá no califique como un momento de gran revelación, pero Jeffrey R. Immelt, director ejecutivo de General Electric, recuerda el día de junio de 2009 que lo puso a pensar. Estaba hablando con científicos de GE sobre nuevos motores para jets que estaban construyendo, cargados de sensores para generar un tesoro de datos a partir de cada vuelo, pero ¿con qué fin?

Esos datos pudieran ser algún día tan valiosos como la propia maquinaria, si no más. Pero GE no podría usarlos.

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“Teníamos que tener mayor capacidad en software”, decidió Immelt, según relató. Quizá GE _ un fabricante de turbinas eléctricas, motores de jet, locomotoras y equipo de toma de imágenes médicas _ necesitaba pensar que sus competidores eran Amazon e IBM.

 (Jeremy M. Lange/The New York Times)
(Jeremy M. Lange/The New York Times)

En ese entonces, GE estaba regresando a sus raíces en la industria pesada y navegando por la crisis financiera mundial, deshaciéndose de gran parte de su inflada subsidiaria financiera, GE Capital. Ese adelgazamiento continuó durante años mientras miles de millones de dólares en activos eran vendidos, y pasó un hito este verano cuando GE Capital fue retirada de la breve lista del gobierno de instituciones financieras consideradas “demasiado grandes para quebrar”.

Pero, en 2011, GE también abrió discretamente un centro de software en San Ramón, California, 39 kilómetros al este de San Francisco, al otro lado de la bahía.

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Hoy, uno de los proyectos más importantes de San Ramón es construir un sistema operativo computacional, pero a escala industrial; un Microsoft Windows o Google Android para fábricas y equipo industrial. El proyecto es esencial para el esfuerzo de GE para convertirse en lo que Immelt dice será una “de las 10 principales compañías de software” para 2020.

(Jeremy M. Lange/The New York Times)
(Jeremy M. Lange/The New York Times)

Los veteranos de Silicon Valley se muestran escépticos.

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“GE está tratando de hacer esto a la manera en que lo hace una compañía grande, dedicando miles de personas y miles de millones de dólares a ello”, dijo Thomas M. Siebel, un emprendedor de tecnología que ahora es director ejecutivo de C3 IoT, una empresa emergente que ha trabajado para GE. “Pero no son personas de software”.

El complejo de San Ramón, que alberga a GE Digital, emplea ahora a 1,400 personas. Los edificios están diseñados para adaptarse a las costumbres laborales de libre albedrío de los desarrolladores de software: plantas abiertas, bancas para sentarse, pizarrones blancos, sofás para reuniones improvisadas, balcones que dan a los terrenos y áreas de cocina con bocadillos.

Muchas industrias ven amenazas digitales, por supuesto, sin embargo, el alcance del desafío es amplificado en GE, una compañía de 124 años de antigüedad y el fabricante más grande de Estados Unidos, con más de 300,000 empleados en todo el mundo. Los empleados en toda la compañía han estado haciendo peregrinaciones a San Ramón para reuniones de información tecnológica, pero también para empaparse de la cultura. Sus órdenes son tratar de adaptar la magia digital y los hábitos acelerados de Silicon Valley al mundo de la manufactura industrial de GE.

El éxito o fracaso de GE en la próxima década, dice Immelt, depende de esta transformación. Le llama “probablemente lo más importante en que he trabajado en mi carrera”.

Aparentemente, no hay Plan B. “Es esto o la quiebra”, dijo.

El próximo campo de batalla

El avance de la tecnología digital _ principalmente sensores poco costosos, computación poderosa y un software ingenioso _ hacia el mundo industrial ha estado en marcha durante años bajo el disfraz del “internet de las cosas” (IoT, por su sigla en inglés), o “el internet industrial”. Es el siguiente campo de batalla conforme las compañías pelean por desarrollar la capa de software dominante que conecte a las máquinas.

Promete ser un mercado enorme para nuevos productos, un servicio mejorado y logros de eficiencia en industrias como la electricidad, el transporte y la atención médica. Para 2020, el mercado del internet industrial alcanzará los 225,000 millones de dólares, predijeron ejecutivos de GE en una reunión reciente con analistas.

Hasta ahora, una aplicación importante ha sido el mantenimiento predictivo. El software analiza los datos generados por una máquina para identificar las primeras señales de advertencia de que necesita reparación, antes de que se descomponga.

Los volúmenes de datos están explotando a medida que las máquinas nuevas y viejas añaden sensores. Para 2020, GE estima que los datos que fluyan de sus máquinas en uso aumentarán en 100 veces. Eso debería permitir un análisis mucho más detallado, dando a GE la posibilidad de vender a sus clientes no máquinas sino “resultados empresariales”, como ahorros de combustible. Immelt ve esto como un avance en la cadena alimentaria industrial.

. (Jeremy M. Lange/The New York Times)
. (Jeremy M. Lange/The New York Times)

Sin embargo, todo esto expone a GE a nueva competencia más allá de sus rivales tradicionales como Rockwell Automation, Siemens y United Technologies. Los gigantes tecnológicos, incluidos Amazon, Cisco, Google, IBM y Microsoft también tienen la vista puesta en el mercado del internet industrial, al igual que un grupo de empresas emergentes.

Hay precedentes de problemas en otras industrias, por supuesto. Google y Facebook transformaron los medios y la publicidad, Amazon redefinió las ventas minoristas, y Uber aplicó un modelo de negocios totalmente nuevo a los taxis, los cuales no habían cambiado mucho en generaciones.

“El verdadero peligro es que los datos y el análisis se vuelvan más valiosos que el propio equipo instalado”, dijo Karim R. Lakhani, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard. “GE no tiene más opción que intentar hacerlo él mismo”.

Convirtiendo a los ingenieros

Recientemente, GE ha atraído a ingenieros de software y científicos de datos de Amazon, Apple, Facebook y Google. Al principio, sin embargo, pasó apuros simplemente para hacer contrataciones. El año pasado, empezó a transmitir anuncios televisivos autocríticos, que presentaban a empleados jóvenes, con los cuales pretendía cerrar la brecha en imagen de la compañía de gigante industrial pero enano digital.

Hasta este año, Darren Haas no pensaba en GE, menos en trabajar ahí. Para él, GE significaba poco más que electrodomésticos de cocina y bombillas de luz. “No tenía idea”, dijo Haas.

. (Jeremy M. Lange/The New York Times)
. (Jeremy M. Lange/The New York Times)

Pero se sintió intrigado después de conocer a Harel Kodesh, un experto en computación móvil y de nube que encabezó equipos en Microsoft y VMware, fabricante de software para centros de datos. Hace menos de dos años, Kodesh se unió a GE, y ahora es director de tecnología de GE Digital.

Que alguien del calibre de Kodesh fuera un converso de GE atrajo la atención de Haas. Luego, Haas empezó a comprender el papel que el equipo de GE juega en toda la economía _ en el transporte, en hospitales _ “todo un mundo”, dijo. “Lo encontré realmente muy emocionante”.

La otra cosa que Haas, de 41 años de edad, encontró emocionante fue el gran desafío computacional que la compañía tiene por delante. En mayo, llegó a GE desde Apple, donde era miembro del equipo fundador de Siri, la empresa emergente del asistente digital basado en voz que Apple adquirió en 2010. Cuando dejó Apple, Haas era jefe de ingeniería de nube, gestionando el motor computacional detrás de Siri, iTunes e iCloud.

En GE Digital, Haas tiene un título similar, jefe de ingeniería de nube en plataforma, pero en un escenario diferente. Describe su trabajo como la aplicación de la tecnología de software moderna _ aprendizaje de máquinas, inteligencia artificial y computación de nube _ al terreno industrial. “Tengo un trabajo hecho a mi medida”, dijo.

Haas está trabajando en la pieza central de la estrategia de software de GE, un producto llamado Predix. La evolución de este refleja las ambiciones de software de GE.

Predix empezó como poco más que una marca de software usada por GE para atender al equipo que vende. Alrededor de 2013, William Ruh, un ex ejecutivo de Cisco Systems incorporado para conjuntar el centro de software de San Ramón, empezó a ampliar Predix a otras empresas industriales de GE.

Pero eso pronto se sintió demasiado pequeño. El problema eran “los disruptores externos”, dijo Ruh. GE, señala Ruh, es la máxima compañía de activos enormes.

La otra amenaza era el creciente interés entre las compañías tecnológicas en tomar su experiencia en la conectividad en internet y tratar de aplicarla a las empresas industriales. Para adelantarse a esto, GE modificó Predix como un sistema operativo basado en la nube para aplicaciones industriales.

Kodesh encabeza ese esfuerzo.

Cuando se unió en 2011, Ruh no se hacía ilusiones de que hacer del software una fortaleza en una empresa de industria pesada fuera a ser fácil. En ese entonces, le dijo a Immelt que sería “una travesía de 10 años”, dijo. “Estamos a medio camino de esa travesía”.

Parte de eso es un esfuerzo para cambiar una cultura de ingeniería que se remonta a generaciones. “Si GE verdaderamente desea ser una compañía industrial-digital, no podemos estar separados aquí”, dijo Ruh de su división de software. Las “herramientas y hábitos” digitales necesitan incrustarse “en la manera en que la gente realiza sus labores”, dijo.

Steve Lohr
© 2016 New York Times News Service