Guerreros mongoles y soldados comunistas: una localidad fronteriza en China

WENQUAN, China ⎯ Wenquan significa “manantiales termales” y la ciudad, ubicada en una fértil franja del Asia Central, ciertamente tiene su parte de los mismos. Bosques alpinos cubren las montañas circundantes. Al sur hay un amplio lago de aguas azules que lame las costas rocosas. Los caballos y las ovejas vagan por las pasturas.

Pero una abundancia de belleza natural no es lo que trajo a los guerreros mongoles a estas tierras de amplios valles en China, al lado del Kazajistán de nuestros días.

- Publicidad-

Los chahar hicieron la larga travesía en caravanas de camellos y caballos en el siglo XVIII, bajo las órdenes del emperador Qianlong y su corte en Pekín. Qianlong, el más grande de los gobernantes manchúes de la dinastía Qing, formó un vasto imperio chino multiétnico a través de conquistas y alianzas. Los kanatos, ejércitos y tribus mongoles cayeron bajo su régimen, a menudo tras batallas despiadadas.

Qianlong envió a un ejército de chahar desde cerca de la estepa mongola a los territorios recién conquistados a lo largo del borde noroccidental del imperio, donde los chahar debían formar una guarnición fronteriza.

“Mi padre estuvo aquí desde temprana edad”, dijo Xiu Yun, de 48 años de edad y la gerente de un modesto hotel turístico construido en torno a los manantiales termales en el centro de la ciudad. “Sus padres también eran de aquí. Mis familiares son descendientes de los mongoles que vinieron bajo la dinastía Qing. Los mongoles estamos muy orgullosos de esta historia”.

- Publicidad -

Añadió: “Sé hablar mongol y leer y escribirlo. La mayoría de los mongoles aquí también saben hacerlo”.

En los últimos años, los funcionarios de Wenquan han empezado a destacar el patrimonio mongol de la ciudad. Los letreros de las calles están en chino y en mongol. Un nuevo mural de concreto en la avenida principal al lado del hotel de los manantiales termales representa las antiguas caravanas que viajaban al oeste. Un museo al otro extremo de la calle principal tiene un gran mapa que muestra las tres olas de migración chahar. En una pared, un poema llamada “La puerta del arcoíris” rinde tributo a esa historia.

- Publicidad -

Durante siglos, los chahar afirmaron tener un sello de Gengis Kan, lo cual les confería legitimidad. Así que su alianza con la dinastía Qing ⎯ fueron incorporados al sistema de estandartes después de una fallida rebelión en 1675 ⎯ era importante para los gobernantes manchúes. Reafirmaba la posición manchú ante los ojos de otras tumen, o tribus, mongolas.

“Desde Gengis Kan hasta los emperadores de la dinastía Yuan y los kanes de la tumen chahar, hubo este único linaje”, dijo Oyunbilig Borjigidai, profesor de historia manchú y mongola en la Universidad Renmin de China en Pekín. “Su estatus e influencia eran mucho mayores que los de las otras tumen”.

Wenquan es una ciudad tranquila más allá de un paso al norte del lago Sayram, el lago alpino más grande en Xianjiang y donde los pastores kazajos llevan a pastar a sus ovejas y ofrecen paseos a caballo a los turistas en el verano. Wenquan tiene una corta franja comercial; a un extremo está el hotel de manantiales terminales y al otro está el museo.

La mitad de la localidad está ocupada por un bingtuan, un término para un centro de producción agrícola que se originó en la era de Mao como un proyecto de guarnición del Ejército de Liberación del Pueblo. Es una variación moderna de la misión de los chahar.

Es difícil decir donde termina la ciudad y empieza el bingtuan. Los dos se fusionan sin interrupciones. El bingtuan, el Regimiento 88 de la Quinta División, tiene calles, casas, escuelas, tiendas y edificios de oficinas.

Mientras realizaba un viaje para reportear a Xinjiang, conduje hasta Wenquan para pasar una noche aquí. Sentí curiosidad por la ciudad porque mi padre, como miembro del ejército chino, había estado apostado aquí de 1955 a 1957 para trabajar en un primer bingtuan, como asistente del jefe del partido.

Para visitar a los mongoles en la cercana sede de la prefectura en Bortala, mi padre y sus camaradas viajaban en una carreta tirada por caballos. En Wenquan, no había énfasis en la lengua o cultura mongolas. Después de mi viaje, mi padre se sorprendió de escuchar de las exhibiciones de la cultura mongola que yo había visto.

Aunque las políticas étnicas del partido son polémicas, ha habido un revivido interés en algunas partes de China en las lenguas y tradiciones de grupos étnicos más pequeños. En ocasiones esto tiene fuerte apoyo del gobierno nacional, como en el caso de los manchúes. En otros casos, la gente común o funcionarios comunitarios impulsan el renacimiento.

“Existe esta nueva conciencia sub-étnica”, dijo Peter C. Perdue, un historiador en la Universidad de Yale que ha estudiado la conquista Qing de Xinjiang. “Los chahar quieren decir que son un grupo étnico separado, no mezclado con los otros mongoles ahí”.

“Se oye sobre los uigures todo el tiempo ahí”, añadió, refiriéndose a un grupo de lengua túrquica en Xinjiang. “El otro pueblo minoritario también está tratando de regenerar una sensación de su identidad, en un sentido un poco diferente que la forma en que la República Popular de China asigna las etiquetas étnicas a la gente”.

La noche que estuve en la ciudad, mongoles, kazajos, han y uigures aparecieron en el baño público en el hotel de los manantiales termales. En los últimos años, han estallado actos violentos que involucraban a uigures y han en ciudades oasis en el sur de Xinjiang, la patria uigur, y en la capital regional, Urumqi. No parecía haber tanta tensión en Wenquan.

Xiu, la gerente del hotel, tiene un tío que escribe poemas chahar para periódicos locales y toca el topshur, el instrumento de dos cuerdas popular entre las tribus mongolas occidentales. El tío, Madega, de 66 años de edad, opera una empresa local que produce el instrumento. Vive con una hija, Wuyunhua’er.

“El dialecto chahar sigue siendo ampliamente hablado en las familias chahar en Wenquan”, dijo Xiu. “Pero, en general, no puedo decir cuán bien preservada está la cultura chahar en Wenquan”.

Edward Wong
© 2017 New York Times News Service