Incluso después de Roger Ailes y Bill Cosby , las mujeres aún quizá no denuncien

NUEVA YORK _ En el otoño de 1991, una profesora de derecho llamada Anita Hill introdujo el tema del hostigamiento sexual en la conciencia pública cuando acusó a su ex jefe, el nominado a la Suprema Corte Clarence Thomas, de haberle hecho repetidamente proposiciones indecentes.

Pero el episodio envió un mensaje mixto, en opinión de muchos expertos en discriminación. Aunque despertó la consciencia sobre el comportamiento corrosivo en el lugar de trabajo, la intensa reacción negativa contra Hill, no menos de parte de miembros del Senado de Estados Unidos, sugirió que las mujeres enfrentaban grandes obstáculos para la rectificación de esos abusos. (Thomas negó las denuncias.)

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Casi 25 años después, tras una serie de denuncias de hostigamiento sexual que condujeron a la renuncia de Roger Ailes, ex presidente de Fox News, y una cascada de acusaciones de agresión sexual contra el comediante Bill Cosby, algunos de esos expertos creen que podríamos estar acercándonos a otro momento estilo Anita Hill.

Los casos de Ailes y Cosby, dicen, pudieran ser influyentes entre las mujeres en toda la fuerza laboral no solo debido al poder intrínseco de estos ejemplos, sino porque se dan en un momento de empoderamiento de las mujeres en su lucha por la igualdad. Y cuando la asertividad de las mujeres produce resultados drásticos como la renuncia de Ailes, puede inspirar a más mujeres a seguir el mismo camino.

“Cuando Anita Hill se presentó contra Clarence Thomas, no consiguió nada y Clarence Thomas obtuvo un mandato vitalicio”, dijo Linda Hirshman, biógrafa de la Suprema Corte y ex profesora de estudios sobre la mujer. “Si algo pudiera hacer que la idea de las mujeres denunciando se convirtiera en una amenaza real, sería la retorcida confluencia del papá de todos, Bill Cosby, y Roger Ailes, el hombre más siniestro del mundo; el hecho de que esos dos estén cayendo”.

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Sin embargo, los activistas laborales advierten que una mayor sensación de poder, e incluso victorias legales de alto perfil, no necesariamente conducirá a un aumento importante en el número de mujeres que emprendan acciones formales. Señalan estudios que indican que la gran mayoría de los incidentes de hostigamiento sexual en el trabajo siguen sin ser reportados.

“Las mujeres podrían sentirse más calificadas para muchos empleos, y no esperan ser discriminadas, pero eso no se ha traducido en quejas sobre hostigamiento”, dijo Chai Feldblum, comisionada de la Comisión sobre Oportunidades Igualitarias de Empleo quien, junto con una colega, Victoria Lipnic, pasó un año elaborando un reporte sobre el tema. “La investigación demuestra que, desafortunadamente, es una respuesta razonable en la mayoría de los lugares de trabajo no decir nada porque las personas experimentarán represalias”, dijo Feldblum.

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El número de mujeres que presentaron denuncias de hostigamiento sexual ante la Comisión sobre Oportunidades Igualitarias de Empleo aumentó significativamente en los años posteriores a las denuncias de Hill. Pero el efecto de su testimonio sobre ese aumento de algún modo se vio enturbiado por una ley de 1991 que daba a las personas que alegaban discriminación laboral el derecho a un juicio con jurado y permitía compensaciones monetarias adicionales.

Los casos ampliamente publicitados han desempeñado un papel importante en impulsar a otras a denunciar en una variedad de contextos más estrechos también.

El galardonado documental de 2012 “The Invisible War” proyectó una luz sobre un patrón crónico de abuso sexual en las fuerzas militares, incluyendo el caso de Kori Cioca, quien denunció que fue violada mientras prestaba servicio en la Guardia Costera y demandó a dos secretarios de defensa de Estados Unidos por no evitar que ella y otras integrantes del personal fueran agredidas. La película fue ampliamente vista dentro de las fuerzas militares, incluidos los niveles superiores. Según estadísticas del Pentágono, los reportes de agresión sexual aumentaron a más de 5,500 en el año fiscal 2013, respecto de unos 3,600 el año anterior. Hubo unos 6,100 reportes en 2015. (Un vocero del Pentágono señaló que para 2012 las fuerzas militares apenas habían empezado a cambiar la manera en que responden a los reportes de agresión sexual.)

El caso que involucró a Gretchen Carlson, la ex presentadora de Fox que inició una demanda por hostigamiento sexual y represalias contra Ailes en julio, parece estar teniendo un efecto similar, comenzando con al menos dos mujeres que violaron acuerdos de resolución para describir sus propias experiencias en la cadena televisiva.

En una entrevista con The New York Times publicada dos días después de la renuncia de Ailes, Rudi Bakhtiar, quien trabajó en la cadena hace una década, dijo que Fox News la orilló a renunciar después de que ella rechazó avances de un colega y presentó una queja al respecto internamente. Dijo que se animó a contar su historia públicamente debido a la demanda de Carlson.

Los historiadores señalan un cambio en la percepción de las mujeres de su propio poder, como la creciente discusión sobre los méritos de la asertividad en el lugar de trabajo, como lo representa el libro “Lean In” de la directora operativa de Facebook, Sheryl Sandberg. También señalan a formas de activismo más asertivas en los últimos años, incluido el grupo Fin a las Violaciones en los Campus, que ayuda a las sobrevivientes a presentar quejas federales y encontrar servicios legales y de salud mental. Expertos dicen que estos movimientos han sido nutridos por los crecientes niveles de educación, poder económico y conectividad a través de las redes sociales que experimentan las mujeres.

Pero la misma conectividad que puede ofrecer apoyo a las víctimas también puede volverse en su contra; algunos abogados de la parte demandante argumentan que los riesgos de presentarse a declarar realmente han aumentado a lo largo del tiempo. Hace tres décadas, era extremadamente difícil que un potencial empleador tuviera acceso a documentos judiciales. Hoy, dijo Linda D. Friedman, prominente abogada laboral que ha presentado casos contra firmas de Wall Street, es probable que la etiqueta de “provocadora de problemas” acose a las demandantes toda su vida.

“Cualquier persona de recursos humanos en el país puede hacer una búsqueda en Google y toparse con una queja federal antes de decidir si contratar a alguien”, dijo.

Que un caso de alto perfil como el de Carlson pudiera alentar a más sobrevivientes de hostigamiento a presentar denuncias, dicen muchos activistas, es más probable que suceda indirectamente, al convencer primero a los empleadores de tomar más en serio las denuncias de discriminación y hostigamiento. Solo después de que la mayoría de las empleadas crean que pueden denunciar sin poner en riesgo sus carreras, un hecho que muchos abogados de demandantes dudan que sea inminente, lo harán en cantidades sustancialmente mayores.

Sin embargo, si la consecuencia de las acusaciones contra Cosby y Ailes sirve de indicio, un creciente número de mujeres quizá esté concluyendo que es más probable que antes que la denuncia resulte en castigo para el perpetrador en vez de para la parte acusadora.

Hill, ahora profesora de la Universidad Brandeis, es cautelosamente optimista, aunque le preocupa que el pago de 40 millones de dólares que se dice que Ailes recibió al dejar Fox News pudiera restar fuerza a la lección del caso.

“El hecho de que la compañía ahora no esté hablando solo a las mujeres” que han dicho que experimentaron hostigamiento, “sino también esté hablando sobre si otros fueron facilitadores, es importante”, dijo. “Las mujeres que experimentaron hostigamiento en su propio lugar de trabajo podrían ver esto como un resultado posible”.

Noam Scheiber and Sydney Ember
© 2016 New York Times News Service