Para muchos, los tiburones ya son lo suficientemente aterradores y un tiburón que brilla en la oscuridad es simplemente más de lo que los nervios pueden manejar.
Afortunadamente, el tiburón cometa (Dalatias licha), que ahora se cree que es el vertebrado bioluminiscente más grande del mundo, vive en la “zona del crepúsculo” a profundidades de 300 a 1000 metros.
El tiburón de cinco pies de largo fue confirmado como una especie brillante en un estudio reciente en la costa este de Nueva Zelanda.
La bioluminiscencia es un fenómeno evolutivo bien establecido entre la vida marina profunda y no es la primera vez que se documenta en tiburones. La confirmación de que el tiburon de hecho emite luz biológica lo convierte en el animal más grande que muestra esta característica. Pero, ¿por qué los tiburones, que normalmente se consideran cazadores de emboscadas, evolucionarían para transmitir su posición a los habitantes de la zona mesopelágica?
La hipótesis del estudio correspondiente, publicado en Frontiers of Marine Science, sugiere que lo que al principio parece una forma de iluminarse y ser visto es en realidad una especie de “contrailuminación” o camuflaje.
Por ejemplo, el tiburón cometa se alimenta de las dos especies de tiburones linterna analizados en el estudio. Los tiburones bioluminiscentes, detalla el estudio, emiten luz azul verdosa cuando se ven a profundidades de unos 450 metros, lo que potencialmente rompe su forma y les permite pasar desapercibidos.
Para el cazador, esta bioluminiscencia funciona como las rayas de un tigre o el patrón de escamas de una serpiente, lo que le permite acercarse lo suficiente a las especies de presa sin ser detectado.
“Teniendo en cuenta la inmensidad de las profundidades marinas y la presencia de organismos luminosos en esta zona, ahora es cada vez más obvio que producir luz en profundidad debe desempeñar un papel importante en la estructuración del ecosistema más grande de nuestro planeta”, escribieron los investigadores.
Con información de Good News Network
