La actriz Octavia Spencer descifra algunas ecuaciones de Hollywood

TORONTO — En un set de filmación en Canton, Misisipi, hace dos décadas, Octavia Spencer tuvo su gran oportunidad, y un presagio de que en el futuro podría ser difícil obtener otra. Estaba a mitad de sus veinte y trabajaba como asistente de producción en el filme de suspenso A Time to Kill, protagonizado por Matthew McConaughey y Sandra Bullock. Spencer le preguntó al director Joel Schumacher si podía hacer casting para un papel pequeño: ¿quizá la mujer que comienza un disturbio?

“Él respondió: ‘No, cariño, tu rostro es demasiado tierno. Pero puedes ser la enfermera de Sandy’”, recordó, riéndose. Estaba sentada, con una postura majestuosa, en una sala privada del restaurante de un hotel. Su rostro lucía jovial a sus 46 años y a menudo se iluminaba con su distintiva sonrisa de oreja a oreja. “Fue muy gracioso porque yo no sabía que existía algo llamado encasillamiento. Me decían: ‘Solo eres un rostro de enfermera’. ¿Qué es un rostro de enfermera?” Según IMDB, Spencer ha interpretado a enfermeras 16 veces.

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Spencer es afroestadounidense, una mujer en sus cuarentas, y no tiene una figura esbelta… si se hiciera un diagrama de Venn con esos rasgos en un círculo que se una a otro y se le llamara “Papeles disponibles”, el área de encuentro sería del tamaño de un guisante. Aun así, desde entonces ha construido un currículum sólido como una destacada actriz de género en programas de televisión y películas. Su momento cumbre llegó en The Help (2011), en el papel de una criada subyugada de Misisipi que disfraza su venganza en una tarta. Sin embargo, los reconocimientos por su actuación, que culminaron con un Oscar a la Mejor Actriz de Reparto, no expandieron sus opciones de inmediato.

Pero estos días Spencer está superando limitaciones del pasado y ahora se dedica a la producción y a guiar su carrera fílmica lejos de los papeles de “rostro de enfermera”. En Navidad, aparecerá en una historia real que se cuenta tan poco que al principio supuso que era ficción. Hidden Figures es un drama digno de los Oscar sobre las matemáticas afroestadounidenses —llamadas “computadoras” (con el sentido de “alguien que computa”)— que trabajaron en la NASA en Virginia en la época del movimiento por los derechos civiles. Spencer interpreta a Dorothy Vaughan, una supervisora que se enseña a ella y luego a su equipo de mujeres negras cómo programar el nuevo ordenador central IBM (para entender mejor el genio de ingeniería del personaje, Spencer intentó construir y reparar un ventilador a lo largo de la filmación. No le fue bien).

Dorothy forma parte de una triada de amigas en la NASA, junto con los personajes que interpretan Taraji P. Henson y Janelle Monáe. “Octavia es una verdadera chica de chicas. Se preocupa por hacer crecer a todas las mujeres, igual que Dorothy”, dijo Monáe, quien es mejor conocida por su música. Monáe llegó con nervios de novata, pero Spencer ofreció su consejo profesional y le envió mensajes de texto alentadores después de filmar escenas importantes. “Nuestros personajes lidiaban con sexismo, racismo, segregación, y dependían del apoyo de las mujeres con las que trabajaban. Octavia ejemplifica eso en pantalla y también lo hace en la vida real”.

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Spencer nació en Montgomery, Alabama; fue la sexta de siete hijos. Su madre los crio; limpiaba y hacía trabajos de todo tipo para mantener a la familia. “Eso me inculcó una ética del trabajo sólida para asegurarme de que siempre pudiera ser independiente… no hay empleo que sea demasiado pequeño”, dijo Spencer. “Siempre tuvimos lo que necesitábamos y, a veces, lo que queríamos”.

Cuando Spencer tenía 18 años su madre murió, y unos meses más tarde, comenzó a estudiar en la Auburn University en Alabama. Ahí, tomó teatro como especialización secundaria y no primaria, en gran parte porque sufría de un pánico escénico paralizante. Aunque Spencer dijo que no le ocurren ataques de pánico en los sets de filmación, Theodore Melfi, el director de Hidden Figures, notó su acercamiento casi ritual. “Llega temprano al set y a las locaciones”, dijo. “Se sienta en el espacio, reflexiona y lo absorbe todo, así que para cuando las cámaras están filmando, tiene un fuerte sentimiento de por qué está ahí y quién es ella. Consolida al personaje”.

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Spencer se mudó a Los Ángeles en 1997 gracias al consejo de su buen amigo Tate Taylor, quien se convertiría en el director de The Help y también fue asistente de producción en A Time to Kill. Estos sureños desplazados pasaban el rato con un equipo de principiantes hollywoodenses en dificultades que incluía a Allison Janney, Melissa McCarthy y Brunson Green, quien más tarde sería productor de The Help.

“No fuimos un éxito de la noche a la mañana”, dijo Taylor. “Octavia y yo debimos prestarnos los mismos 500 dólares 20 veces”. Eran compañeros de habitación mientras él adaptaba la novela The Help. “Ella solía gritarme: ‘¡Ya sabes que ese es mi papel!’. Yo sabía que lo era porque conocía sus habilidades para la comedia y sabía que la gente la adora de inmediato”.

Una larga lista de actrices talentosas han tenido dificultades para seguir siendo relevantes después de ganar el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto. Spencer también señaló que el premio no significaba que automáticamente le dieran papeles protagónicos; le ofrecieron muchos papeles de criada.

Así que después de The Help filmó películas independientes como Smashed, un drama que se desarrolla en una habitación sobre el alcoholismo. En la película biográfica Fruitvale Station, interpretó el papel de la madre de Oscar Grant III, el joven afroestadounidense que fue asesinado por un oficial de tránsito blanco en Oakland, California, en 2009. Justo antes de que comenzara la producción, los cineastas perdieron 150.000 de los 900.000 dólares de presupuesto. Spencer se puso el sombrero de productora. “Aporté dinero y comencé a llamar a todos mis amigos adinerados para comprar 25.000 dólares en aumentos, o unidades”, dijo Spencer. “Ser productor es muy parecido a armar un rompecabezas. Es reunir a la gente en el lugar adecuado. Yo hago eso en mi vida”.

Además de su trabajo en pantalla, también es la autora de una serie de libros para jóvenes llamada Randi Rhodes: Ninja Detective. Acerca de los libros, Spencer dijo: “Quería retribuir algo”, una frase que ha usado muchas veces, refiriéndose a trabajar con directores de minorías, producir y ayudar a jóvenes actores. En persona, tiene una calidez sureña y una suerte de desenfado, pero el peso de la responsabilidad parece estar afectando su carrera actual.

Spencer está muy consciente de la falta de diversidad en Hollywood de ambos lados de la cámara y está determinada a corregir ese problema. Ha comenzado a proponer que se adapten libros, incluyendo uno acerca de Madam C. J. Walker, considerada como la primera mujer afroestadounidense que se hizo millonaria por sí misma. “Desde que hice Hidden Figures, no tengo problema con decirle a una oficina llena de ejecutivos: ‘Necesito una directora o una guionista’, o ‘necesito una voz negra o una voz latina’”, dijo. “No me siento mal al respecto”.
Cuando decidió enfocarse en la producción, empezaron a llegar los grandes papeles. Está trabajando tanto que solo ha pasado seis semanas en su casa en Los Ángeles este año. Spencer aparece en la serie Divergent y estuvo filmando The Shape of Water de Guillermo del Toro. En Shape, está de regreso en la época del movimiento por los derechos civiles, y también en la NASA, pero esta vez como encargada del aseo. “Es verdaderamente difícil estar en esa mentalidad de los sesenta y después salir al mundo real para divertirte”, dijo. “Así que no lo hago. Me aíslo”.

Muchos de los mejores actores afroestadounidenses a menudo se encuentran en narrativas dignas pero serias que se basan en la época de la esclavitud y los derechos civiles… papeles de prestigio, claro, pero ¿no deberían ser más amplias las posibilidades? “Todavía no he interpretado a alguien que sea remotamente parecida a mí”, dijo Spencer. “Soy desenfadada. No tengo hijos. Vivo más una comedia romántica, saliendo con las personas incorrectas e intentando encontrar el amor”. Habló de las dificultades de tener citas en la industria fílmica: “No quieres enturbiar las aguas en el trabajo”. Después se acercó y dijo: “Pero a veces es necesario ensuciarlas un poco”. Su sonrisa resplandeció un poco más.

Unos días más tarde, Spencer envió un correo electrónico expresando su preocupación sobre sus comentarios sobre la diversidad en las reuniones de trabajo. “Los jefes se comportaron como jefes”, escribió. “Me escucharon y me alentaron a tener una voz; siempre escucharon mis necesidades. Nosotras como mujeres siempre deberíamos pedir lo que necesitamos y podría sorprendernos que no haya tanta resistencia como quizás lo percibimos”.

Fue hábil y de alguna manera conmovedor, un ejemplo del delicado baile que se requiere en Hollywood, incluso —o quizá, en especial— por parte de una actriz de cierta estatura.